17 de Mayo de 2018 | De: Leslie Curtis
Categorías: Apoyo para la familia
Una nueva canción popular llamada “Let Me Fly” se metió en mi cabeza este fin de semana. Fue la última semana de escuela secundaria para mi hijo con discapacidad. Nuestra familia tuvo las peores dos semanas. Las crisis de agresividad resultaron en una mamá yendo a la escuela para tener una conversación con “el niño” acerca de la manera correcta de comportarse. No me acuerdo de otro momento en que me sintiera tan apática con respecto a su comportamiento, salud, escuela… básicamente en relación a todo su futuro.
A esas alturas del año escolar me sentía adormecida. Pero ahí estábamos la última semana de escuela, preparándonos para la transición a la escuela preparatoria el próximo año. Así que fuimos a conocer los maestros del salón de educación especial y otros a cargo de la escuela a la que asistirá en el otoño. Entonces, algo asombroso sucedió. Algo que no esperaba.
Fuimos por los alrededores de la escuela y conocimos al director, los consejeros y enfermeros de la escuela. Todos se dirigieron directamente a él… ¡a mi hijo! Le preguntaron su nombre y el respondió “Jackson”.
También le preguntaron cómo estaba y contestó, “estoy bien”.
¡Bien! Me quedé con la boca abierta sorprendida como si él fuera Albert Einstein. Este niño, este hermoso, maravilloso niño que ha luchado todas las probabilidades con problemas de salud, convulsiones, frustraciones debidas al autismo, acaba de dar su nombre y dijo cómo se sentía. Estoy segura de que pensaron que yo estaba loca. No podría haber estado más orgullosa si le hubieran dado un premio Nobel. Al subir al carro, comenzó a sonar esta canción llamada "Let Me Fly" de Mike + The Mechanics:
“Déjame volar, déjame volar, déjame volar
Si no lo intento, nunca lo sabré
Déjame volar, déjame volar, déjame volar
Ve cuan alto puedo volar”
Y lloré. Lloré porque no había alcanzado ciertos niveles de desarrollo, hemos escuchado tantas malas noticias y diagnósticos desalentadores que he perdido la cuenta de todas las veces que nos hemos sentido frustrados.
Sin embargo, este día fue un recordatorio de todo el progreso que ha tenido y las bendiciones que están por venir. ¡Así que vuela, Jackson, vuela, mi amor!
La transición a otra escuela puede traer muchos cambios. Aprenda maneras de facilitar la transición de su escuela a la edad adulta.
Trabajar desde casa permite centrarse en las prioridades. Primero, soy cuidador y, segundo, soy todo lo demás.
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Incluso aunque haya pasado mucho tiempo, es importante que los cuidadores empiecen a cuidarse a sí mismos. Ponerme al corriente con mi atención médica y hacer cosas solo para mí me ha hecho sentirme más feliz y saludable.
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¿Quién fue el que dijo: “nada permanece, excepto el cambio”? Ojalá que esa persona pudiera decirnos cómo manejar los cambios a quienes no nos gustan los cambios, ni siquiera los que son buenos.
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