Tu hijo ya se graduó de la preparatoria y ahora es todo un joven adulto que está listo para emprender su vida. Aunque es muy emocionante saber que ha decidido continuar con sus estudios universitarios o asistir a un programa de transición, tú te sientes abrumada por esta decisión. No sabes si pueda o no con todo lo que le espera y empiezas a preguntarte ¿mi hijo será lo suficientemente capaz de seleccionar sus clases? ¿Podrá completar los documentos importantes que necesita? ¿Podrá mantenerse al corriente con sus estudios sin que yo lo ayude? Sin embargo, si tu hijo no está listo para hacer todo esto por sí solo, no sabes cómo podrá continuar con sus estudios después de graduarse de la preparatoria. Hoy en día hay muchos estudiantes con discapacidades que estudian en lugares más inclusivos y tienen a su disposición más recursos para que puedan realizar esta transición. Tu hijo puede aprovechar estas oportunidades, ya que tiene el derecho de recibir una educación y estará protegido como nunca antes. Es muy común ver a estudiantes con discapacidad o necesidades especiales de salud continuar con sus estudios.
Y, ¿cómo empiezan este proceso tú y tu familia? A veces es más difícil seguir una vida universitaria si se trata de un adulto joven con discapacidad, una enfermedad crónica (duradera) o necesidades especiales de salud.
Los colegios de estudios superiores y las universidades (con carreras de 4 años) ofrecen licenciaturas y carreras que ayudan a preparar a los estudiantes para que puedan cursar el posgrado.
Los colegios universitarios comunitarios, que son de 2 años, ofrecen un título asociado y programas de enseñanza profesional. La mayoría de las clases y los créditos que se reciben, pueden transferirse a una universidad que ofrezca carreras de 4 años.
Colegios de estudios de formación profesional o técnicos ofrecen capacitación laboral en áreas técnicas o especializadas.
Programas educativos transicionales: ayudan a tu hijo a continuar con sus estudios o prepararse para trabajar después de la preparatoria.
Servicios de vida independiente: pueden ayudar a un adulto joven a mejorar su habilidad de valerse por sí mismos.
Cuando tu hijo empiece a estudiar en la universidad, él mismo tendrá que pedir ayuda cuando la necesite. Asegura que tu hijo participe activamente en la transición de su atención médica, que participe en las reuniones del Proceso de admisión, evaluación y salida de la escuela (ARD) y que aprenda a pedir ayuda cuando la necesite. Poseer todas estas habilidades le serán útiles y tiene que practicar.
Si tu hijo tiene entre 14 y 16 años de edad (o más joven si es posible), en las reuniones de su equipo ARD empezarán a concentrarse en prepararlo para esta transición. Ve a la página que habla sobre la fase de transición después de la escuela pública para más información.
Lo más seguro es que tu hijo se sometió a una evaluación para recibir los servicios de educación especial en la preparatoria. Quizás sería bueno hacerle otra evaluación, ya que es posible que haya cambiado lo que necesita para seguir sus estudios. Además, la evaluación le ayudará a sacarle el mayor provecho a sus últimos años de preparatoria. Por otro lado, es una manera de documentar su discapacidad para que tu hijo esté preparado en caso que necesite empleo o modificaciones al estar en la universidad. No olvides que la escuela no necesita realizar la evaluación si no piensa que es necesario para su aprendizaje. Sin embargo, la evaluación será un buen regalo para tu hijo en sus últimos años de preparatoria.
La mayoría de las universidades en Texas requieren planes de graduación que estén clasificados como “programa recomendado de la preparatoria” o “programa de logros distinguidos”. Obtén más información en Texas Project First’s Graduation Programs.
Generalmente la educación después de la preparatoria es muy diferente y tanto tú como tu hijo deben saber ciertas cosas:
La clase de ayuda que le pueden dar a tu hijo. Quizás la universidad acepte hacer ciertas adaptaciones, pero se rehúse a realizar modificaciones. Al tratarse de la educación de personas con discapacidad o necesidades especiales de salud, las universidades siguen lo que dicta la Sección 504 en lugar de lo que delinea la Ley de Educación para Personas Discapacitadas (IDEA por sus siglas en inglés). Esta ley protege el derecho de tu hijo de recibir una educación. Por ejemplo, la universidad no modifica la instrucción pero puede hacer las adaptaciones que se necesiten (como tener a alguien que tome apuntes en la clase para tu hijo, que tu hijo pueda tomar sus exámenes en el centro oficial de exámenes y demás adaptaciones).
Cuando tú y tu hijo estén considerando a qué universidad asistirá, averigua si tienen una oficina de ayuda para personas con discapacidades. Esta es la oficina donde tu hijo puede pedir las adaptaciones que necesita.
El colegio universitario comunitario ayuda a los estudiantes a que sea más fácil la transición a la universidad, ya que por lo general las clases son más pequeñas y tienen menos alumnos en cada una de ellas. Además la colegiatura es más barata.
Tu hijo debe registrarse en la oficina para estudiantes con discapacidades
Si el colegio de estudios superiores o la universidad a la que va a asistir tu hijo, tienen una oficina para estudiantes con discapacidades, tu hijo debe registrarse para poder recibir las adaptaciones o los servicios que necesita. Va a necesitar los documentos que muestren su discapacidad o necesidad especial de salud. Estos documentos contienen información sobre adaptaciones previas antes de ingresar a la universidad.
El colegio universitario comunitario o la universidad quizás te pida uno o más de los siguientes documentos:
La evaluación más reciente de tu hijo (que se hayan realizado a no más tardar de los últimos 3 a 5 años).
Una evaluación independiente.
Los registros escolares, los documentos del IEP o cartas del personal de apoyo de su preparatoria.
Tanto los colegios técnicos como los comunitarios generalmente:
Ofrecen programas de capacitación laboral y certificación en oficios técnicos.
Siguen los lineamientos de la Sección 504 y tienen oficinas para los estudiantes con discapacidades.
No requieren que el estudiante tome los exámenes SAT y ACT.
Sin embargo, los colegios comunitarios tienen una ventaja:
Quizás cuesten menos que los colegios técnicos.
Los créditos de las clases que toman los estudiantes se pueden transferir a una universidad de 4 años más fácilmente.
Tu hijo debe tomar en cuenta los siguientes puntos antes de escoger un programa:
Considerar el número de estudiantes que se titularon en relación al número que inició esa carrera.
Considerar si el colegio universitario comunitario proporciona servicios de colocación para sus estudiantes y recién titulados. (Cuando visites el colegio para atender asuntos de inscripción, quizás puedas encontrar la manera de preguntarle a alguien que se acaba de titular, cómo va su búsqueda de empleo).
Considerar cuánta deuda en promedio adquirió un estudiante al cursar ese programa.
En Texas hay algunos colegios de estudios superiores y universidades que ayudan a estudiantes con discapacidades intelectuales a continuar con sus estudios o a recibir capacitación laboral. Estas son buenas opciones para aquellos estudiantes que necesitan más tiempo y más apoyo en la transición.
Los Independent Living Services (Servicios de vida independiente) los proporcionan tanto HHSC como otras organizaciones comunitarias que ofrecen servicios de vida independiente y que colaboran con HHSC. Estos servicios ayudan a adultos con discapacidad o necesidades especiales de salud para que puedan vivir día a día de una manera más independiente. Los servicios que ofrecen incluyen clases, salidas para socializar con otras personas y capacitación laboral. Muchos de los programas son para estudiantes que están pasando por la fase de transición después de acabar la preparatoria. HHSC paga por los servicios. Empieza a buscar un centro de vida independiente cercano para tu hijo. También puedes llamar, visitar su sitio Web o pasar a visitarlos.
“Yo sabía de antemano que sería una batalla. Sin embargo, saber esto también me dio más confianza en saber que, si mi hijo acababa la carrera tendría mejores probabilidades de conseguir empleo. De esta manera se podría mantener por sí mismo y hacer las cosas que quiere hacer. A mí no me importa qué título consiga, si quiere uno que tome 2 ó 4 años. Cuando solicitas empleo y enseñas tu curriculum, tener estos estudios te convierte en un candidato más atractivo. Además de esta manera mi hijo tiene un poco más de tiempo para madurar”.