Da miedo notar algo diferente en tu bebé o en tu hijo. Tal vez no establezca contacto visual o parezca tener más miedo a los extraños. Quizás tu bebé no se siente, gatee o camine tan pronto como otros niños. O tal vez no hable tan pronto. Hay algo que te preocupa, pero no sabes qué es.
Nadie quiere creer que algo pueda estar pasando con su hijo. Basta con pensar en ello para que tu corazón se acelere.
Para los padres, no aceptar la situación es una herramienta común y a veces útil. A menudo queremos creer que algo no es grave, y negarse a aceptarlo puede darnos el espacio y el tiempo necesarios para prepararnos para afrontarlo.
Pero si estás leyendo esto, lo más probable es que ya hayas aceptado la situación y estés listo para descubrir lo que está pasando.
Al principio puede ser difícil conseguir apoyo. Tus amigos, tu familia o incluso tu médico pueden decirte que “todos los niños son diferentes”, lo que hace que te sientas solo con tus preocupaciones. Pero confía en tu instinto y no te rindas. Tú conoces a tu hijo mejor que nadie.
Si sospechas que algo es diferente, es importante hacer dos cosas:
Muchas veces, obtener atención médica temprana para tu hijo puede ayudarle a tener una vida mucho más fácil. Así que respira hondo, llama al médico de tu hijo y date una palmadita en la espalda por haber dado un paso adelante.
Un hito del desarrollo es algo que un niño con un desarrollo normal debe hacer dentro de un determinado rango de edad. Hay muchos tipos de hitos o logros del desarrollo.
Algunos ejemplos son:
Cada niño alcanza sus hitos a un ritmo diferente. Por ejemplo, un niño con un desarrollo normal debería empezar a caminar entre los 9 y los 18 meses. Si tu hijo se retrasa en un hito, puede ser que no sea un gran problema, pero aun así merece la pena comprobarlo.
Consulta nuestras páginas que enumeran los hitos del desarrollo:
Puede ser que estés preocupado por el hijo de un amigo o un ser querido. Te preocupas y quieres ayudar, pero sabes que hablar con los padres podría ser muy incómodo.
Aquí tienes algunos consejos para plantear tus preocupaciones:
“Mi hijo fue un bebé microprematuro y estuvo aislado durante los primeros 14 meses de vida, primero en el hospital y luego en casa. Cuando por fin nos inscribimos en un programa de Intervención Temprana en la Infancia, pensé que hacían milagros. La primera semana se apoyó para sentarse, la segunda empezó a gatear y la tercera empezó a sostenerse para ponerse de pie. Más tarde me di cuenta de que el trabajo que hicimos en casa, con las instrucciones de un terapeuta, le ayudó a prepararse para todo esto. Pero en ese momento, estaba muy emocionada de por fin verlo hacer todas estas cosas”.
“Mi primera hija empezó a tener convulsiones a los 6 meses. Estaba tan preocupada y ocupada tratando de controlar sus convulsiones que no me di cuenta de lo atrasada que estaba en los hitos del desarrollo. Finalmente consultamos a un terapeuta del habla cuando tenía 2 años y fue entonces cuando el mundo se abrió ante nosotros. Encontré ayuda con los servicios, me enseñaron habilidades para ayudarla y por primera vez conocí a otros padres con hijos como mi hija”.
Para cualquier padre es un gran paso empezar a investigar lo que le ocurre a su hijo y hablar de ello con un amigo o un médico. Pero los padres nos han dicho que obtener apoyo y respuestas es también un alivio y les permite darle a su hijo lo que necesita.
“Aun así fue una aventura. No fue la que planeamos, pero ¿sabes qué? Estamos bien y es una gran aventura.”
- Padre de un niño con síndrome de Down