Cuando tu hijo tiene una discapacidad o necesidades especiales de salud, quizás hay momentos en los que la palabra “estrés” no es suficiente para describir lo que enfrentas en tu vida. Tú eres la defensora de tu hijo, su cuidadora, la encargada de buscar un diagnóstico, y más. Y justo cuando crees que tienes todo bajo control, se presentan problemas nuevos e inesperados.
Cuando andas en medio de todo esto a lo mejor te es difícil saber exactamente qué sentir. Tal vez te sientes triste, enojada, frustrada, orgullosa y contenta, todo a la vez. A lo mejor estás pasando por un ciclo en el que tienes muchos sentimientos porque estás aceptando, apenando y adaptándote a la vida. Además, es difícil respirar o entender lo que estás sintiendo ya que estás muy ocupada cuidando de tu hijo y a tu familia.
Pero atender tu cuidado personal incluyendo tu salud mental, es muy importante. Con el paso del tiempo, tus sentimientos y las preocupaciones que te causa cuidar a tu hijo, pueden ser un gran peso cuando tienes que enfrentarlos tú sola. A lo mejor esto te deje con menos energía para hacer otras cosas como hablar con el maestro de tu hijo, programar sus citas con el médico o simplemente tener más paciencia con él. La terapia te puede ayudar con todo esto que llevas encima, ya que es una buena forma de deshacerte del peso emocional que estás cargando.
A veces la terapia se hace de manera informal, como:
Tal vez quieras también hablar con un terapeuta o un consejero profesional. Estas son algunas de las personas que te pueden dar terapia profesional:
Todos estos profesionales tienen la capacitación de consejería general necesaria para ayudar a la gente, y algunos quizás preparación especializada. Un terapeuta o un consejero con experiencia en psicología de la salud quizás sea el más apropiado para lo que necesitas. La psicología de la salud analiza la manera en que aquello relacionado con la salud, como las condiciones, pensamientos, sentimientos, situaciones de la vida e inquietudes se afectan mutuamente. Así que un psicólogo de la salud es alguien que está preparado para ayudarte a entender mejor qué es lo que sientes sobre la discapacidad de tu hijo y ayudarte a cuidarte a ti misma mejor. La Asociación Psicológica Americana tiene una página web sobre psicología de la salud (en inglés) donde puedes encontrar más información.
Algunas personas piensan que la terapia conlleva cierto estigma. Estigma quiere decir que otras personas piensan mal de uno porque uno necesita o desea recibir terapia. A lo mejor lo que a ti te preocupa es que otros piensen que eres débil o que estás deshecha y necesitas reparación. Pero buscar y recibir terapia es en sí una buena manera de fortalecerte.
Piensa en algunas de las terapias que recibe tu hijo, como fisioterapia, terapia ocupacional o del habla. Estas terapias no son para “componer” a tu hijo, sino para ayudarlo a desarrollar las habilidades que necesita en aquellas áreas que no se han desarrollado por sí mismas.
La terapia hace lo mismo, pero en el desarrollo de tu mente y sentimientos, y te ayuda a desarrollar las habilidades necesarias para que estés más fuerte emocionalmente.
A lo mejor habrá ocasiones en las que quieres hablar con un consejero solo por cuestiones, digamos de afinar tus emociones. En otras ocasiones tal vez lo que quieres es atender un problema en particular. Estos son algunos de los sucesos que se presentan en la vida cuando tienes un hijo con discapacidad o necesidades especiales de salud, que quizás harán que sea necesario que recibas terapia:
Hay también momentos en lo que es aún más importante que busques ayuda. Estas son algunas de las cosas que te indican que la necesitas:
Algunos consejeros trabajan para las clínicas o ciertos programas. Otros trabajan por su cuenta o en consultorios de consejería pequeños. Éstas son algunas de las formas en que puedes pagar por los servicios de un consejero profesional:
Cuando estés buscando un consejero, es muy importante que encuentres a alguien que te guste, en quien puedas confiar y con quien te lleves bien. Estas son algunas de las preguntas que le puedes hacer para ver si es el que concuerda mejor contigo:
La pregunta más importante es la que te tienes que hacer a ti misma: ¿Me siento cómoda con este consejero? Para que la terapia funcione, tienes que sentirte a gusto y dispuesta a abrirte y compartir lo que piensas. Necesitas sentirte en confianza y que la persona te caiga bien. Antes de comprometerte a citas con ese profesional, pídele si es posible que se reúnan o que hablen por teléfono sin cobrarte. Cuando lo estés entrevistando, presta atención a sus respuestas y ve si crees que te entiende y que comprende tu situación. Decide si quieres trabajar con él o ella más. Si no sientes que es la persona indicada, no temas buscar a otro consejero.
Al principio, quizás sea difícil buscar e ir a la terapia. Pero el simple hecho de tomar el primer paso y buscar apoyo te motivará a seguir con la terapia. Solo piensa en lo bien que te vas a sentir una vez que adquieras más fuerza y energía, tanto para ti como para tu hijo, y como iluminará tu vida.