10 de Junio de 2018 | De: Sharon Brown
Categorías: Diagnóstico y el cuidado de la salud, Apoyo para la familia
Algunas veces del año, mi hija es internada en el hospital. Ha estado en la unidad de cuidados intensivos pediátricos al menos 3 veces durante esas visitas. Ella tiene alergias a medicamentos y alimentos. También tiene terapias respiratorias que deben seguirse al pie de la letra.
Ella toma 10 medicamentos diferentes. Siempre la llevamos al mismo hospital, por lo que sería fácil asumir que conocen toda su información. Pero en cada visita debo verificar dos veces todo para asegurarme que recibe la atención adecuada.
Durante nuestra última visita al hospital, se cometieron algunos errores. Desafortunadamente, descubrí solo uno de ellos. El otro no me di cuenta hasta unos días después de regresar a casa.
Mi hija tiene un tubo de alimentación. A través del tubo de alimentación ella obtiene la mayor parte de su nutrición y todos los líquidos. Pero ella no toma sus medicamentos de esta manera. Uno de sus medicamentos es una píldora de liberación prolongada. No puede ser aplastado o le dará niveles tóxicos de la medicina. Todos los días, toma sus pastillas en una cucharada de puré de manzana.
Necesito decirle a cada enfermera que la atiende durante sus estancias en el hospital sobre esto. De otro modo parten sus pastillas y tratan de administrarlas a través del tubo de alimentación. Literalmente debo "verificar una y otra vez".
Me aseguro que sus alergias siempre estén registradas. Ella siempre usa un brazalete de identificación de alergias mientras está en el hospital. Todavía debo verificarlo porque habrá errores. Por ejemplo, cuando solía comer por la boca, yo le ordenaba las comidas en la cafetería del hospital. Me aseguraba de especificar que sus alimentos no tuvieran gluten. Aún así, llegarían con alimentos con gluten que ella no podría comer.
Incluso el nutriólogo puede cometer errores. En su última visita al hospital, la nutrióloga agregó un polvo de proteína a sus alimentos. No lo revisé. No fue hasta que llegamos a casa y mi niña tenía un gran dolor de estómago que me di cuenta de que el polvo tenía leche.
¡Debo verificar una y otra vez cada visita, cada detalle! Si no lo hago, mi hijo es el que sufre.
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