27 de Enero de 2020 | De: Becky Tarwater
Categorías: Apoyo para la familia
Recientemente estando en una visita con el dentista me di cuenta que algo estaba creciendo en mi cavidad nasal. El dentista me refirió con el especialista en oídos, nariz y garganta. Más tarde en el consultorio del doctor, estando sentada en la silla esperando que me examinara, me di cuenta que finalmente me estaba haciendo cargo de mis problemas médicos en cuanto me enteraba de ellos.
El año anterior a esto me hice una mamografía, una colonoscopia, un examen de densidad de huesos, un chequeo regular y fui con el dentista. Antes de que grites, “demasiada información” déjame que te explique.
No te voy a decir exactamente cuánto tiempo hacia que necesitaba estos chequeos y procedimientos. Pero créeme estaban muy atrasados. Años atrasados. Fuera de ver a mi médico general, pospuse todo lo que tenía que ver con mi salud.
Durante ese tiempo, me dedicaba a hacer citas médicas para todos los miembros de la familia. Hacía notas y ponía recordatorios. Mantenía registros en la computadora y tenía una lista de medicamentos.
Siempre he tomado mi papel de “mamá a cargo” muy en serio.
Así que, ¿por qué ignoré mis necesidades de salud? Al principio, me decía que estaba muy ocupada atendiendo las necesidades de mi familia. Usaba mi tiempo libre del trabajo para ir a sus citas, así que ya no podía tomarme más días. Me cuidaría el día que mis hijos pudieran manejar e ir a sus propias citas.
Las excusas eran interminables.
Eventualmente, me empezó a dar miedo hacerme estos examines. Tenía miedo de que me hubiera esperado demasiado. Probablemente ya tenía alguna enfermedad terrible que no se podía curar.
El recordar como me sentí cuando mis padres empezaron a tener problemas serios de salud me hizo sobrepasar mis miedos. Tenía que cuidarme para poder cuidar de mi familia. Era más grande el miedo de darle malas noticias a mi familia acerca de mi salud que el miedo de que me dieran a mí.
Hice citas con varios doctores los cuales hicieron los arreglos necesarios para que me realizara los examines necesarios. Uno a uno, sentía que volvía a respirar y recuperar la fuerza para hacerme el siguiente examen.
Hasta el día de hoy los resultados han salido muy bien. Mi salud está bien.
Si no te has hecho examines anuales, los has postergado, o simplemente te has puesto al final de la lista de tus prioridades, por favor haz lo que te digo y no lo que yo hice. Soy muy afortunada de estar en buen estado de salud y que ninguno de los exámenes que me realicé resultaran en malas noticias.
Por favor ponte en primer lugar. Tu familia te lo agradecerá. El cuidado personal es una de las cosas más importantes que puedes hacer por tus hijos.
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