22 de Junio de 2016 | De: Kelly Mastin
Categorías: Apoyo para la familia
Hace poco fui a comprar una alfombra nueva para la habitación de mi hija. La vendedora era muy servicial y amable. Y en medio de la venta de la alfombra, aprendió un poco acerca de la discapacidad y la calidad de vida, una lección inesperada, estoy segura.
Le dije lo que estaba buscando: colores, suavidad, durabilidad y costo. También expliqué las razones por las que necesitaban una alfombra suave pero resistente –para mi hija, quién tiene una discapacidad, ya que la alfombra es realmente dura en ella. Necesito limpiarla a menudo y fácilmente. La alfombra tiene que ser suave porque ella pasa mucho tiempo acostada en ella.
La vendedora estuvo cortésmente interesada en escuchar más acerca de mi hija.
Es gracioso. Algunas veces puedo responder las preguntas de las personas con elegancia y paciencia. Algunas veces reconozco sus preguntas o curiosidades como lo que son- la ignorancia pidiendo ser educada.
Pero en otras ocasiones las preguntas parecen groseras y entrometidas. Algunas veces manejo las miradas o preguntas con cualquier cosa pero con elegancia. Pero francamente, hay momentos en que simplemente no quiero hablar sobre ello. Me canso de ser la abogada y educadora.
Afortunadamente el día de hoy, en la tienda de pisos, fue un día en el cual manejé las preguntas con gracia. Ofrecí información acerca de mi hija, acerca de las discapacidades y sobre algunas de nuestras luchas diarias. Dejé que una extraña entrara en un pequeño rincón de nuestro mundo - por lo menos en la forma en que nuestras luchas podrían ser impactadas por una alfombra.
En un momento dado, la vendedora me miró directamente a los ojos y respondió: "Qué triste. Eso es tan triste."
Sonreí sin titubear. Fui capaz de apreciar su amabilidad. Pude reconocer su intento por mostrar simpatía y compasión por mi hija. No era mala educación. Su lastima era simplemente desinformada y sin guía. Ella simplemente no tenía mucha experiencia en cuanto a discapacidad.
Le sonreí y le aseguré que no es triste en lo absoluto. "Ella es perfecta," le dije a la mujer. "Ella es absolutamente perfecta. Le prometo que no es triste".
Le expliqué algunas otras cosas acerca de mi hija, demostrando que ella es en realidad más como otros adolescentes de lo que parecia. Ella es en primer lugar, una muchacha joven. Ella es muy típica en que le gusta la música pop. Ella es adicta a YouTube, piensa que su entrenador de gimnasia es tremendamente guapo y les grita a sus hermanos para que salgan de su habitación.
No es triste.
Su vida luce diferente a la de algunos. Pero realmente, ella es simplemente una niña. Una feliz adolescente con una actitud de vez en cuando.
Por la mirada en los ojos de la vendedora, descubrió algo ese día. Cuando una persona con una discapacidad entra en su tienda, ella no tiene que tener pena por ellos. Ella aprendió que la vida con una discapacidad no es triste y esperamos que aprendiera a mirar más allá de la discapacidad,
Y al igual que yo he cambiado esa pequeña parte del mundo. Sólo por ser la madre de mi hija. Sólo por contar su historia. Sólo mediante la difusión de la conciencia. Aprende más acerca de Como manejar tu vida diaria – la crianza de un niño con discapacidad en este sitio web.
Ayuda a encauzar la educación de tu hijo cuando alguien no ve su potencial.
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La tecnología de apoyo ayuda a una persona con discapacidad a realizar sus tareas diarias. Le ayuda a seguir un horario, saber la hora, escuchar, hablar y más. La tecnología de apoyo puede ayudar a una persona con discapacidad a tener una buena vida.
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Una de mis frases favoritas es, “hay dos regalos que debemos dar a nuestros hijos: uno son las raíces y el otro las alas". Como madre, no podría estar más de acuerdo. Nuestros hijos necesitan raíces para crecer y alas para elevarse.
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