February 23, 2018 | De: Sharon Brown
Categorías: Apoyo para la familia
Tengo tres hijos y cada uno tiene una discapacidad. Mi hija toma la mayor parte de mi tiempo y atención. Ella necesita cuidado las 24 horas del día. Los tres reciben educación en el hogar, y siendo honesta, si no fuera por eso no tendría ni la mitad del tiempo que hoy tengo con mis otros dos hijos.
¿Estoy cansada? Si y trato de hacerlo todo, lo que probablemente me matará algún día. Pero por ahora, realmente necesito tratar de darles tiempo por igual. Sin embargo, parece que nunca funciona de la manera que todos esperamos que salgan las cosas.
Me he dado cuenta de que me envuelvo tanto en los cuidados y necesidades de mi hija, que llego a olvidar mis propias necesidades. Lo que me detiene en ocasiones es cuando mis otros hijos me dicen “todo lo que haces en esta casa es cuidarla a ella”.
Eso me rompe el corazón y me hace sentir como una fracasada. Entiendo que algo de lo que dice son palabras normales de celos de hermanos, aun así, me cuesta mucho trabajo no darle importancia y no culparme por ello. Me tengo que recordar a diario que no soy un fracaso y que estoy haciendo las cosas lo mejor que puedo.
Es casi obligatorio, que ocasionalmente deje a los niños con mi esposo y me salga a hacer algo que sea solo para mí.
Claro después de eso, la culpa regresa y empiezo el círculo vicioso otra vez. Me tengo que recordar “eres humana” y “estás haciendo las cosas lo mejor que puedes”. Esto me ayuda a mantener mis sentimientos en calma al menos hasta la próxima ocasión.
Es muy difícil mantener un balance entre las cosas que se tienen que hacer, las que se necesitan hacer, pasar la misma cantidad de tiempo con cada uno de nuestros hijos y pareja –si tenemos una- y buscar tiempo para nosotras. Esto es algo que debemos buscar y esperar que pase al menos algunas veces a la semana o al mes.
Es imposible hacer las cosas bien todo el tiempo. Tenemos que felicitarnos cuando hacemos bien las cosas y aprender a perdonarnos cuando no. Aprende más acerca de los hermanos y las formas de celebrar a cada hijo.
Es difícil hacer nuevos amigos siendo adulto y padre de un niño con discapacidad. Sin embargo, ¡el apoyo entre padres sigue vivo en internet!
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Ser padre de un niño con discapacidad es un viaje, no un destino. Algunas personas se han enfrentado a ello desde que su hijo nació. Otras se han unido al viaje más tarde en la vida de su hijo.
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Mucho de lo que he escrito se centra en el trastorno del espectro autista de mi hijo y en los desafíos del ADHD. Solo por este momento, quiero enfocarme en la absoluta y hermosa felicidad que siento de ser su mamá.
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