31 de Julio de 2023 | De: Family to Family Network
Categorías: Apoyo para la familia
Para algunos, un animal de apoyo emocional puede ser una criatura que solo da consuelo a una persona. Nuestro perro de apoyo emocional es un miembro importante de nuestra familia. Es amigo, confidente, compañero y mejor amigo. Es cariñoso. Su espíritu reduce el estrés y la ansiedad. Nuestro perro calma y ayuda a la interacción social.
El mes pasado, nuestra familia vivió una situación desagradable. Nuestro peludo amigo necesitó estar lejos de nosotros durante más de una semana. Nos hizo darnos cuenta de que sin él, muchas luchas eran más duras, y apareció la regresión. Mi hija padece el trastorno de estrés postraumático (PTSD) y, con el perro fuera de casa, perdió un importante sistema de apoyo. Le resultaba mucho más difícil enfrentarse a la vida cotidiana.
Mi hijo con autismo empezó a deambular de nuevo. Tenía más sobrecarga sensorial. Esta situación afectó a toda nuestra familia. Cuando el perro volvió, lloramos de alegría. Sabíamos que todo volvería a calmarse.
Esta experiencia vital me hizo darme cuenta de que un perro de apoyo emocional puede ser algo que todo el mundo necesite. Creo que los perros de apoyo emocional podrían tener un gran impacto en muchos hogares, comunidades e incluso lugares de trabajo. Los perros no tienen en cuenta la discapacidad, el color, la religión ni la política.
Crean el lugar seguro perfecto entre su trabajo y las personas a las que ayudan. Son como un consejero o terapeuta que nunca se separa de ti. Están ahí cuando más apoyo necesitas, te animan y te ayudan a superar los momentos difíciles.
Los animales de apoyo emocional prestan ayuda tras acontecimientos dolorosos. Muchas emociones se interponen en la vida cotidiana. La presencia tranquilizadora de los animales puede ayudar a las personas a regular sus propias emociones para que puedan procesar un acontecimiento difícil.
Nuestro perro ha creado un vínculo con nuestro hijo que le ayuda de muchas maneras, como calmar su sobrecarga sensorial, ayudarle a facilitar las transiciones y mejorar su comunicación. Nuestro hijo ha aprendido a ser más cariñoso con su amigo peludo. También ha aprendido algunas habilidades valiosas para la vida, como alimentar, pasear y acicalar a nuestro perro.
Te animo encarecidamente a que explores la posibilidad de tener un perro de apoyo emocional o incluso un perro de servicio.
Para saber más, la Red Nacional de la ADA ofrece orientación sobre la diferencia entre un perro de servicio y un animal de apoyo emocional. Una persona discapacitada tiene más derechos en virtud de la ADA con un perro de servicio adiestrado que con un animal de apoyo emocional. El animal de apoyo emocional puede no estar autorizado a ir a algunos lugares a los que sí puede ir un perro de servicio adiestrado.
Más información sobre perros de apoyo en nuestro blog.
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