September 10, 2017 | De: Leslie Curtis
Categorías: Apoyo para la familia
Me he dado cuenta que como madre rara vez tengo tiempo para estar a solas. Al ser una madre de un niño con autismo, pienso que tengo menos tiempo que un padre de un niño de desarrollo típico, aunque esta teoría puede ser falsa.
Se incluso que cuando nuestro hijo de 20 años está en casa, continúo teniendo a un niño tocando la puerta del baño y haciendo preguntas. ¿Alguien más siente que quizás esa pregunta podría esperar cinco minutos más hasta que salga del baño?
Este fin de semana, nuestro hijo de 15 años con autismo preguntaba frenéticamente a su padre, “¿dónde está mami?” cerca de 20 veces. Simplemente estaba en la habitación para barrer y trapear, y había cerrado la puerta para limpiar minuciosamente. Me tuve que reír a medida que escuchaba a mi esposo diciendo, “esta casa no es tan grande, ella tiene que estar en algún lado”. Tengo que admitir que estuve tentada a esconderme debajo de la cama para ver cuánto tiempo le tomaba encontrarme.
Lo mismo sucede cuando estoy tomando una ducha o en raras ocasiones cuando la madre tiene el valor de tomar un baño de 15 minutos en vez de la ducha habitual de 5 minutos. Cuando mi querido y dulce hijo nota que estoy fuera de su vista, comienza a golpear la puerta. “Mami, sal”. “Mami sal de ahí.” “¡Necesito que salgas AHORA!” Mi hijo no le hace esto a mi esposo, así que supongo que me debo sentir honrada y privilegiada que él necesita mi atención siempre.
Lo último que nos ha estado ocurriendo cuando tengo que salir a comprar algo al supermercado de imprevisto, me enfrento a múltiples preguntas. “¿Mamá, mamá, mamá, a dónde vas? Mi hijo no le pregunta a mi esposo la misma pregunta 20 veces antes de salir. No me malinterpretes, amo a mis hijos, me gusta pasar tiempo con ellos, PERO solamente necesito 5 minutos de paz de vez en cuando para las cosas simples de la vida.
A pesar que tengo a este joven de 15 años que quiere estar cerca de mí y saber lo que estoy haciendo en todo momento, aunque puede ser irritante, a medida que me siento y reflexiono me he dado cuenta de que debería estar agradecida. Agradecida de que puedo escuchar su voz, feliz de que él me ama y quiere saber dónde estoy y sí, que incluso está al pendiente de mi mientras estoy en el baño.
¡Porque si llegara a caer y no me pudiera levantar, alguien sabría dónde estoy!
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