June 7, 2018 | De: Cindi Paschall Jennifer Jordan
Categorías: Apoyo para la familia
Todos tenemos nuestros propios horarios. Todos estamos muy ocupados todos los días. Vamos a ser honestos, ¿quién no se hunde en su cama al final del día deseando haber tenido unas cuantas horas más? Todos nos extendemos de más. Es de humanos. Cuando tenemos que balancear terapias, doctores, citas y todo lo que viene con un hijo que tiene una discapacidad, nos podemos agobiar.
Muchas veces cuando estamos sentados en una sala de espera, usamos ese tiempo para checar el correo electrónico, leemos las noticias, jugamos o nos perdernos en nuestros teléfonos de una u otra forma. Cuando levantas la cabeza ves que son las mismas caras que están ahí todas las semanas.
Los otros padres, enfermeras, etc. pueden ser que también estén perdidos en sus teléfonos. Te voy a contar un secreto. Esas caras pueden ser las de los mejores amigos que vas a conocer. Pueden llegar a ser un gran recurso del cual puedes necesitar para cosas muy importantes.
Salúdalos. No es difícil solo di las palabras. Preséntate y hazles saber que has notado su presencia. Puede ser que sus hijos tengan necesidades completamente diferentes y pueden estar recibiendo servicios diferentes, pero si las dos están ahí con frecuencia significa que tienen niños con necesidades especiales de salud. ¡Esto es muy importante!
Puede ser que tú y la otra mamá nunca lleguen a verse fuera de la sala de espera, pero puede ser que se conviertan en amigas cercanas. La primera vez que conocí a otra mamá que tenía un niño como el mío fue en una sala de espera. Las dos nos mirábamos hasta que una se atrevió a saludar. Todavía somos amigas y nos ayudamos con recurso, apoyo emocional y mucho más.
Tómate un descanso de la pantalla y ve a tu alrededor. No te harás mejor amiga de todos los que saludas pero nunca te arrepentirás de haberte puesto en contacto con otro padre y compartir esta travesía.
Es fácil estar totalmente concentrado en todo lo que haces como padre de un niño con necesidades médicas especiales. Pero no debes olvidarte de pensar también en ti.
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Mi hija usa silla de ruedas. Y todavía hay lugares que no pueden recibirla.
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Sé el agente del cambio. Tú puedes hacer una diferencia. Ayuda a derribar las barreras mientras haces amistades entre los que tienen discapacidades y los que no las tienen.
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