¡Dejarse llevar!

Los menores, con discapacidad o sin ella, quieren vivir la vida a su manera. A menudo esto requiere que nosotros, como padres o cuidadores, salgamos de nuestra zona de confort y permitamos a nuestros hijos explorar y asumir riesgos calculados. Es necesario dar a los menores la oportunidad de crecer a través de la experiencia y, a veces, del fracaso. Los padres o cuidadores de menores con discapacidad suelen sufrir aún más el estrés de criar a un hijo.

A menudo dudamos de nosotros mismos. ¿Estará seguro mi hijo? ¿Le aceptarán tal y como es? ¿Se divertirá? ¿Necesitará adaptaciones que no se le ofrecen? ¿Podrá participar si necesita adaptaciones? ¿Estoy haciendo una declaración política o tengo en cuenta los intereses de mi hijo? 

Independientemente de nuestras preocupaciones, llega un momento en que debemos soltar y quitarnos de en medio. Debemos dar a nuestros hijos la posibilidad de crecer y ampliar sus oportunidades de crecimiento. Puede que no sea fácil, pero con planeación se puede conseguir. 

Por supuesto, es bueno planear y abogar por tu hijo, pero interponerse puede ser perjudicial para su crecimiento. También puede limitar sus oportunidades de:

• Definir sus preferencias 
• Soñar 
• Construir un sentimiento de confianza en sí mismo
• Practicar la autodeterminación 
• Experimentar el autodescubrimiento, la emoción y la alegría

Todas las experiencias de la vida conllevan algún tipo de riesgo. Los padres debemos quitarnos de en medio y permitir esos riesgos necesarios. A la hora de aceptar el riesgo para nuestros hijos, el pensar de manera centrada en la persona puede ser un marco útil.