June 30, 2020 | De: Marty Barnes
Categorías: Apoyo para la familia
Todos los días que me levanto de mi cama recuerdo inmediatamente que la vida ya no es la misma.
Ya no tengo que apresurarme al cuarto de Casey para relevar a la enfermera nocturna. No me tengo que levantar a media noche para asegurarme que Casey y su enfermera tengan todo lo que necesitan. Ya no tengo que batallar con los horarios de las enfermeras, el trabajo de Tim y los mandados que tenía que hacer. Daría lo que fuera por volver a tener esos días tan ocupados.
Hoy en día mi tiempo lo gasto en trabajar en nuestra organización sin fines de lucro, ir a clases y en renovar nuestro rancho. No tenemos mucho tiempo libre, esto es a propósito. Cuando tenemos tiempo libre nuestras mentes suelen divagar. Esto nos lleva a una decaída extrañando a nuestra niña.
Hacemos lo mejor que podemos para mantenernos ocupados. Aun así, independientemente de lo ocupada que esté, la primera cosa que se me viene a la mente es lo mucho que la extraño. Una de las últimas cosas que hago en las noches es decirle buenas noches.
Lo que más extraño son las pequeñas cosas.
Extraño que me volteará la mirada cuando le decía que se tenía que bañar. Extraño cuando cantaba canciones navideñas aun en el mes de Julio. Extraño todo lo rosa y morado y con brillos que teníamos por todos lados. Extraño abrazarla y besar sus pequeñas mejillas.
Cuando escucho su nombre (aun cuando no hablan de ella, sino de otra Casey) mi corazón se llena de alegría. Cuando alguien me enseña una foto ella, o me comparten algún recuerdo de ella, me hacen el día. Cuando vienen sus amigas, la saludan en su urna y le dicen lo mucho que la extrañas, sé que no ha sido ni será olvidada jamás.
En estos momentos nos encargamos de la organización sin fines de lucro, la cual fue su legado. Organizamos eventos para la comunidad con discapacidad y trabajamos arduo para que las familias celebren la vida todos los días. Es difícil ver a todos los niños, especialmente los que me la recuerdan y que hacen cosas que a ella le encantarían. Al mismo tiempo sé que es por ella que estos niños pueden hacer estas cosas. Es muy raro sentirte orgullosa y con el corazón roto al mismo tiempo.
Es difícil de creer que ya son casi cuatro años desde que la tuve en mis brazos por última vez. Todavía estoy tratando de navegar el mundo sin ella. Unos días son mejores que otros, pero estoy consciente que el vacío que tengo en mi corazón nunca se va a llenar.
Pasar por el duelo es una etapa difícil y diferente para cada uno de nosotros. Aquí encontraras información que ayudara.
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