14 de Julio de 2018 | De: Laura J. Warren, Texas Parent to Parent
Categorías: Apoyo para la familia
La otra noche escuché una entrevista que le estaban haciendo a un hombre que casi muere en un ataque terrorista cuando estaba en camino a escalar Machu Picchu. Dijo que algunos problemas físicos nunca sanaban pero que más que nada eran las cosas emocionales las que no superaba.
Eso se me quedó muy grabado. Me hizo pensar en el viaje que he tenido con mi hijo por casi 32 años.
Lo que recordé inmediatamente fueron aquellos niños que se burlaban de él, años atrás. Estaba furiosa con esos niños. Algunos de ellos iban a nuestra casa cuando estaban pequeños, sin embargo, se alejaron de él a medida que fueron creciendo. Cuando se graduó de la preparatoria tenía muy pocos amigos. A mí me dolía mucho, pero parecía que a él no le molestaba. Eso para mí, nunca ha sanado. Y no hablo del coraje a los niños, eso pasó, pero el coraje de que esto sea su vida nunca ha sanado.
Después también pensé en su nacimiento y en el hecho de que nadie me dijo acerca del parto prematuro. Ni los doctores ni los libros. Apenas se mencionaba en algunos lugares y aun así cambió toda nuestra vida. El nació a las 24 semanas. El hospital en el cual nació nunca había salvado a un bebé de 24 semanas, por suerte no me lo mencionaron hasta que mi hijo tenía 6 meses de haber salido de ahí.
Veintitantos años después me encontraba en el panel de Healthy Texas Babies Expert. Todo el día escuché acerca de lo que hacen por las mamás de alto riesgo (mamás que hayan experimentado un aborto espontáneo o un parto prematuro).
Le pregunté al panel de expertos (obstetra, neonatología, pediatra, enfermeras, investigadores etc.) “¿Qué les dicen a las mujeres que no están en riesgo, acerca del parto prematuro?” Con más de 50 personas en el salón el silencio fue ensordecedor. Después nos fuimos a comer.
Eso, para mí nunca ha sanado.
Tampoco ha sanado la memoria de los doctores diciéndome, “¡No les decimos porque no queremos asustarlas!” o “Tú no puedes decirnos qué tenemos que hacer más de lo que ya estamos haciendo”
Le platiqué a mi hermano acerca de mi experiencia en el parto. Yo no sabía que estaba en labor de parto en camino al hospital. Y las contracciones las tuve todo el día cada 3 minutos. Sólo tenía 24 semanas de embarazo y no había leído todavía la parte de labor de parto. Todavía me faltaban 16 semanas.
Mi hermano le platicó mi experiencia a una amiga suya embarazada. Ella vivió un parto prematuro. Recordó mi historia y se fue al hospital. No tuvo al bebé hasta que su embarazo estuvo a término. ¡Es muy simple! ¡Solo explica lo que se siente!
¡Eso para mí nunca ha sanado!
Claro que existen muchas cosas dolorosas en el pasado las cuales nunca van a sanar, pero estas son en las primeras que pensé cuando escuché la historia de ese hombre. La frase me quedó muy bien, algunas cosas nunca sanan. Se han entrelazado en la persona que nos hemos convertido y hemos continuado nuestro camino, sólo que nuestra carga es un poco más pesada.
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