27 de Octubre de 2020 | De: Family to Family Network
Categorías: Apoyo para la familia
Decir que mi hijo ama las películas es quedarse corto. Su colección de DVD’s incluye 571 películas (para ser exactos). Sé esto porque lo ayudo a mantener una hoja de cálculo alfabetizada, la cual actualizamos seguido y mantenemos en una atesorada carpeta.
El organiza sus DVD’s en un gabinete grande. Y aunque no lee, reconoce los todos los títulos por vista (no solo por la foto de portada) y las organiza alfabéticamente. Si le pides encontrar un DVD específico, él sabe exactamente dónde está. Él tiene también una habilidad asombrosa para saber cuándo falta una. Como cuando su hermana toma una prestada sin pedirla…
Una de sus favoritas es “Alvin y las Ardillas.”
Tengo que admitir que también me gustan las ardillas. Me recuerdan mi niñez. Pero varias rondas de voces agudas cantando “Navidad No Estés Tarde” no siempre trae armonía a nuestro hogar. No le toma mucho tiempo a su papá para gritar “Stephen, ¡bájale el volumen!” A lo que Stephen contesta (en una voz como la de Alvin), “¡Ohhh-K!”
Algunos años atrás, sorprendí a Stephen con boletos para un concierto en vivo para Alvin y las Ardillas. Me preocupaba que él fuera mayor que el resto de la audiencia, pero también sabía lo mucho que lo iba a disfrutar. Solo esperaba que no llamara mucho la atención. Y tal como sucedió, Stephen sí llamo mucho la atención esa noche. ¡Pero de la manera más mágica!
Mientras nos sentamos a esperar para que comenzara la función, noté a una joven aparecer de detrás del escenario. Para cuando me di cuenta, ella caminaba hacia nosotros. Ella misma se presentó con Stephen. Y le preguntó que si quería tocar la batería. Después le preguntó si él estaría dispuesto a subir al escenario y tocar con la banda de las Ardillas durante el segundo acto.
Ella explicó que el guion requería que Teodoro se enfermara y que ellos necesitarían a alguien del público que tomara su lugar. Ella lo llamaría por su nombre reuniéndose con él en la esquina del escenario para cuando llegara el momento de su actuación. Stephen accedió gustoso.
Yo, por el contrario, estaba hecha un manojo de nervios. ¿Qué tal si le daba miedo escénico? ¿Qué tal si no entendía lo que tenía que hacer? Pero entonces, sucedió. Justo en el momento indicado, Teodoro se enfermó – y las otras Ardillas empezaron a llamar a Stephen para que tomara el lugar de él en la batería. Stephen caminó hacia el escenario y se sentó detrás de la batería. Mientras la banda tocaba, un video con Stephen tocando la batería aparecía en una pantalla gigante. No sé cómo lo hicieron, pero la batería estaba acorde con el ritmo.
¡La multitud se volvió loca!
Cuando la escena terminó, Stephen regresó a su asiento y disfrutó del resto de la función. Después, en el vestíbulo, todos lo felicitaron. Muchos padres pidieron tomarse una foto con él y sus hijos. ¡Él realmente fue una estrella! Y yo fui una mamá orgullosa.
Celebra a tu hijo continuamente con alegría.
Trabajar desde casa permite centrarse en las prioridades. Primero, soy cuidador y, segundo, soy todo lo demás.
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Incluso aunque haya pasado mucho tiempo, es importante que los cuidadores empiecen a cuidarse a sí mismos. Ponerme al corriente con mi atención médica y hacer cosas solo para mí me ha hecho sentirme más feliz y saludable.
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¿Quién fue el que dijo: “nada permanece, excepto el cambio”? Ojalá que esa persona pudiera decirnos cómo manejar los cambios a quienes no nos gustan los cambios, ni siquiera los que son buenos.
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