La culpa del sobreviviente

Hay un concepto que muchas familias que han perdido a un hijo escuchan con frecuencia: la culpa del sobreviviente. Es algo muy real. Es un sentimiento abrumador que todos tenemos. Esa vocecita dentro de nuestra cabeza nos grita cosas como “¿Cómo te atreves a reír, sonreír o sentir alegría? Tu hijo está muerto. ¡Jamás podrás ser feliz otra vez!” Es algo muy raro, pero todos lidiamos con eso. Yo tengo que hacer un esfuerzo para permitirme sentir alegría. 

Lo que me digo a mí misma es que la alegría no es una opción, sino un requisito. Mi hija no está aquí para vivir su propia vida, así que yo debo vivir la mía al máximo en su nombre. La primera vez que salí de mi casa después de su muerte en el 2016 fue horrible. A pesar de que salí a hacer los arreglos de su funeral, dejar la casa sin asegurarme de tener a una enfermera que la cuidara me hizo sentir que estaba siendo una mala madre. Con el paso de los años, he logrado hacer más cosas que me hacen feliz y no castigarme por eso. 

El octubre pasado mi esposo y yo decidimos irnos de vacaciones ¡y fueron FABULOSAS! Salimos en busca de aventuras todos los días, disfrutamos de la compañía del otro y nos permitimos sentir felicidad. Hablamos mucho sobre Casey, y cómo le hubieran gustado, o hubiera odiado, algunas de las cosas que hicimos, pero las hicimos. 

Si estás leyendo esto y has perdido a un hijo: está bien ser feliz otra vez. A tu hijo no le gustaría que dejaras de vivir tu vida. Vive por él y disfruta cada día al máximo. Piensa en las historias y las aventuras que le podrías contar, pues todos seguimos hablando con nuestros hijos todo el tiempo. 

Muchos padres han compartido tanto su dolor como su esperanza en los artículos de este sitio. Puedes verlos aquí y en la página de Transiciones.