19 de Febrero de 2018 | De: Kelly Mastin
Categorías: Apoyo para la familia
Sí, yo soy esa mamá.
¿Has escuchado el dicho, “el que no habla Dios no lo escucha?” significa que en ocasiones es aquel que habla más fuerte, que es más franco y que pide todo lo que quiere, la persona que ultimadamente recibe la atención que necesita. En contraste, la persona callada es olvidada o pasada por alto.
Últimamente he tenido que levantar mi voz y ser muy franca con uno de los doctores de mi hija. Algunas veces tenemos que comportarnos así para que nuestros hijos obtengan la atención y el tratamiento que necesitan.
No me malinterpreten. No es que siempre el doctor no cumpla con lo que tenga que hacer. La verdad es que el doctor tiene muchos pacientes que atender y yo solo tengo una hija. Mientras que la salud y el bienestar de mi hija siempre están en mi mente, el doctor tiene muchos niños por los cual preocuparse.
Es mi trabajo tratar a mi único paciente con el mejor de los cuidados y seguir alzando la voz cada vez que sea necesario.
Mi hija ha tenido una condición de salud que requiere atención inmediata desde hace cuatro semanas. Desde entonces, le he estado hablando a la enfermera al menos cada dos días para darle un informe y que me de consejos. Nos dieron medicamentos y ordenaron hacer rayos x. También nos mandaron a la sala de emergencias. Tenemos una lista detallada de lo que tenemos que hacer. Siempre me dicen que tengo que hablarle para que le dé un reporte.
De vez en cuando la enfermera literalmente me llama por mi primer nombre antes de que le diga quién soy. Sí, yo soy “La Mamá”. Ella espera que yo le llame. Ella sabe que lo haré. Sabe que soy muy meticulosa. Sabe que tomaré notas y sabe que mantendré un archivo.
Odio sentir como que soy una molestia. Odio sentir que la gente habla de mi cuando cuelgo. Odio saber que probablemente tienen puesta una estrellita enseguida de mi nombre, marcándome como la mamá que se la pasa molestando. Odio saberme el número de teléfono del doctor de memoria.
Aun así, sé que es mi trabajo. Es mi trabajo número uno asegurarme que mis hijos están bien y a salvo. Y seguiré llamando. Seguiré haciendo mis reportes. Seguiré siendo esa mamá.
Probablemente debería de hacer una camiseta que diga: “Yo soy Esa Mamá,” Creo que existen otras mamás que la llevarían puesta con mucho orgullo.
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