22 de Diciembre de 2016 | De: Lisa Green
Categorías: Apoyo para la familia
Nuestro hijo mayor tiene parálisis cerebral, pero nunca fue un niño optimista, amoroso como otros niños con parálisis cerebral. Más de una década atrás, cuando Cody tenía alrededor de 12 años, él comenzó a pegarle a su hermanito en la espalda sin ninguna razón. Él intentó apuñalar a un niño en la escuela y le pegaba a las paredes.
Intentamos encontrar ayuda para él.
Lo llevamos al doctor muchas veces. Todos dijeron la misma cosa: con su tipo de parálisis cerebral, esto es normal. La gota que derramó el vaso fue cuando tuvo problemas con la ley por segunda vez. Teníamos dos niños más en la casa- uno de los cuales era un recién nacido que también tenía necesidades especiales de salud. Tenía miedo de lo que Cody podría hacerle a su hermanito.
Así que busqué en Internet y llamé a cada lugar que encontraba para conseguir ayuda y pudiera llevar a nuestro hijo.
No había un lugar que estuviera equipado para recibir a un niño de 12 años con una discapacidad que tuviera problemas con la ley (excepto en un hospital mental para niños en Ohio). No enviaría a mi hijo tan lejos. Entonces seguí buscando.
Entonces Cody se metió en problemas con la ley nuevamente.
Esta vez, lo llevaron a un centro juvenil. Le realizaron pruebas y descubrieron que tenía un trastorno oposicional desafiante (ODD, por sus siglas en inglés). El juez lo envió a una instalación cerca de Odessa.
Ese lugar le ayudó mucho. Mientras estaba allí, cumplió con las expectativas académicas del grado en cada asignatura y estuvo muy bien. Después de eso, él entró en un programa de hogar substituto en el cual trabajaron con sus desafíos.
Amo a mi hijo con todo mi corazón, y de haber podido, lo hubiera mantenido en casa. Pero no pudimos. Me han dicho que debería avergonzarme de no luchar por mantener a mi hijo en casa, que no debí haberme rendido con él.
No me rendí con él. Necesitaba ayuda que no podíamos darle en casa. No estábamos equipados para manejar sus necesidades o para ayudarlo a manejar su vida y no había ningún programa para ayudarnos a mantenerlo en casa. Necesitaba más de lo que podíamos proveer.
El nivel de estrés en nuestro hogar ahora está en un nivel manejable. Cody consiguió la ayuda que necesitaba, aunque tenía que estar en otro lugar que no fuera su casa. Fue la mejor decisión para nuestra familia, no importa lo difícil que sea.
Aprende más acerca de navegar por el sistema de justicia juvenil en este sitio web.
Trabajar desde casa permite centrarse en las prioridades. Primero, soy cuidador y, segundo, soy todo lo demás.
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Incluso aunque haya pasado mucho tiempo, es importante que los cuidadores empiecen a cuidarse a sí mismos. Ponerme al corriente con mi atención médica y hacer cosas solo para mí me ha hecho sentirme más feliz y saludable.
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¿Quién fue el que dijo: “nada permanece, excepto el cambio”? Ojalá que esa persona pudiera decirnos cómo manejar los cambios a quienes no nos gustan los cambios, ni siquiera los que son buenos.
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