7 de Febrero de 2020 | De: Marty Barnes
Categorías: Apoyo para la familia
Mi esposo es el más joven de siete hermanos. La mayoría todavía viven cerca de donde crecieron en el área de Chicago. Antes de tener a nuestra hija Casey, seguido viajábamos de nuestra casa cerca de Dallas a visitarlos.
Hasta el día de hoy nos siguen invitando a Chicago a celebrar cumpleaños, ir a graduaciones, etc. Amamos a esos niños y nos sentimos contentos por ellos. Pero es difícil. Es difícil estar contenta cuando mi corazón se está quebrando.
Nuestra Casey no está aquí para celebrar con nosotros. Casey no se pudo graduar o ir a su baile de graduación.
No le maestro a los niños lo difícil que es. Sonrío y hago mi mejor esfuerzo para ser la tía comprensiva que debo ser. Pero es muy difícil.
La sobrina mayor, la que me seguía a todas partes y con la cual era muy cercana, se graduó de la preparatoria el verano pasado. De ahí se fue a la Universidad, pero estaba de visita en la casa para celebrar los 16 años de su hermana con el resto de nosotros. Nos platicó de lo emocionada que estaba por ser parte de una hermandad.
Me regresó a los tiempos en que yo estaba en la escuela y era muy feliz, teniendo experiencias maravillosas. Como siempre, sin embargo, un pedazo dentro de mi estaba llorando, extrañando a mi hija y deseando que ella también hubiera podido tener esas experiencias.
Ahí fue cuando sucedió. Fue ese el momento en el que me llenó el corazón con tanto amor.
Nunca lo vi venir.
Mi sobrina me dijo acerca de las organizaciones sin fines de lucro a las cuales su hermandad apoyaba. Me dijo que para ella esa era la parte más importante de la experiencia. Dijo que muchas de ellas estaban haciendo un excelente trabajo, pero ella solo sintió una conexión con una de ellas. Escogió su hermandad porque apoyan a la fundación Make-A-Wish.
Me dijo lo mucho que significó para ella ser parte del deseo de Casey 10 años atrás. Yo no sabía que recordaba que Casey había venido a la ciudad para su deseo y mucho menos que significaba tanto para ella.
Nos relató cómo les contó a sus compañeras todo acerca de Casey y el deseo que le habían cumplido. Me dijo que en cuanto vio que apoyaban a Make-A-Wish supo que esa hermandad era para ella.
Tal vez piensan en mi más de lo que yo imaginaba.
Después de decir esto, sus papás agregaron detalles de cómo toda la familia se involucraba y lo contentos que se sentían por contribuir a esta causa tan especial. Contuve el llanto, pero hasta el día de hoy, semanas después de esto, mis ojos se llenan de lágrimas tan solo por escribir estas palabras.
Sé que significa mucho para ella; para mí también significa mucho aún más de lo que ella se imagina.
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Trabajar desde casa permite centrarse en las prioridades. Primero, soy cuidador y, segundo, soy todo lo demás.
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Incluso aunque haya pasado mucho tiempo, es importante que los cuidadores empiecen a cuidarse a sí mismos. Ponerme al corriente con mi atención médica y hacer cosas solo para mí me ha hecho sentirme más feliz y saludable.
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¿Quién fue el que dijo: “nada permanece, excepto el cambio”? Ojalá que esa persona pudiera decirnos cómo manejar los cambios a quienes no nos gustan los cambios, ni siquiera los que son buenos.
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