November 9, 2019 | De: Paso del Norte Children’s Development Center
Categorías: Apoyo para la familia, La educación y las escuelas
Las calificaciones y la lectura de Camila estaban abajo del promedio. Durante la junta con su maestra, expresé mi preocupación de que mi hija tuviera una discapacidad de aprendizaje. “Creo que mi hija tiene dislexia,” le dije.
La maestra se rehusaba a creerme, todavía recuerdo lo que me dijo “No te preocupes ya verás que le saldrán bien la P la Q la D y la B, es solo cuestión de tiempo.” Cuando estaba por terminar el año escolar, me mandaron llamar para una junta en la cual el maestro me expresó su preocupación. “a lo mejor si tiene dislexia.”
Para estas fechas mi hija no estaba durmiendo, se veía deprimida y tenía problemas con su autoestima. En clase la excluían de sentarse con sus compañeros. Salí sintiéndome como si le hubiera fallado a mi niña, a mi hija. Nunca más esperaría para que un maestro me ayudara. No quería ni podía esperar más, tenía que actuar.
Durante el verano, Camila y yo nos la pasamos en la biblioteca leyendo y aprendiendo sobre dislexia. Overcoming dislexia, (sobreviviendo la dislexia) de Sally Swaywitz no ayudó mucho. Mi esposo y yo encontramos un consejero para que hablara con nuestra hija. Para entonces mi niña ya sonreía y entendía que iba a estar bien. Después nos dimos cuenta por medio de la terapia que mi esposo también tenía dislexia, pero esa es otra historia.
Investigamos y buscamos recursos que pudieran ayudar a mi hija y a mi esposo. Hicimos cambios en casa. Cuando obtuvimos su diagnóstico, en los primeros meses de cuarto año de primaria, ya estábamos preparados. Ella estaba más que preparada. Nos habíamos adelantado en todo.
Mi hija había aceptado su discapacidad de aprendizaje y estaba preparada para aprender de diferente manera. Empezó a crecer de muchas formas diferentes. Al final de cuarto año, ya estaba recibiendo reconocimientos por sus excelentes calificaciones y premios por ser la alumna más sobresaliente. Además, recibió reconocimientos por sus calificaciones en lectura y matemáticas en los examines estatales.
Sus niveles de estrés disminuyeron y estaba disfrutando de la vida. Hoy en día está en el segundo año de preparatoria. Está en el 20% de los estudiantes más destacados sin ninguna acomodación. Una vez que el esquipo estuvo dispuesto a ayudarle a mi hija con sus necesidades educacionales, ella pudo crecer y continúa brillando. Pero todo empezó en casa. Como sus padres nosotros somos el apoyo número uno.
Usa este buscador para encontrar más información sobre dislexia. También visita la página web de Understood y la página de Facebook llamada Dyspraxia and Dyxlesia Support.
La vida nunca te preparará para otra cosa que no sea la idea del hijo perfecto.
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