February 21, 2018 | De: Kelly Mastin
Categorías: Apoyo para la familia
El tener un hijo que no se comunica oralmente es algo complicado.
Un padre debe confiar en otros medios de comunicación y utilizar otros sentidos para monitorear cuidadosamente las necesidades y deseos de su hijo.
Mi hija de 15 años es muy buena utilizando gestos, lenguaje de señas, tecnología y otros medios para darse a conocer y entender. Ella no se comunicará con cualquier persona, pero si alguien se toma el tiempo de escucharla, de seguro ella “hablará”.
Un día, no hace mucho tiempo, entré a la habitación de mi hija, me di cuenta que su tapete estaba media enrollado y amontonado. Ella se sentó al lado en el suelo. En el instante que abrí mi boca para preguntar qué había ocurrido, ella llamó mi atención con un “salta”.
A medida que volteé mi mirada hacia ella, me miró fijamente a la cara, asegurándose que obtenía toda mi atención. Luego ella acarició el tapete y señalo dramáticamente hacia la puerta de la habitación y verbalizó, “¡fuera!”
“¿Quieres tu tapete fuera de tu habitación?” le pregunté incrédulamente.
Ella me respondió enfáticamente, “¡sí!”
“Pero—” comenzaba mi argumento.
“¡Fuera!” ella demandó más fuerte.
Asentí con la cabeza y me reí de su determinación. Ella nunca para de sorprenderme. Nunca sabré como ella se las ingenió para conseguir enrollar esa vieja alfombra grande. Y ahora, ella estaba exigiendo que fuera removida completamente.
Rápidamente me puse a trabajar sacando esa pesada alfombra fuera de su habitación. La dejé orgullosamente sentada en el suelo duro mientras sacaba la alfombra conmigo.
Antes que llegara demasiado lejos en el pasillo, ella llamó mi atención nuevamente. Metí la cabeza de nuevo en su habitación para saber lo que ella que necesitaba. Cuando nos miramos, ella movió su brazo en grandes círculos señalando todo en su habitación con un gesto –juguetes, la cómoda, el estante- y verbalizó, “¡todo!” luego con su pequeño dedo, señaló otra vez el pasillo. “¡Fuera!” Ella demandó.
“¿Qué quieres decir? ¿Quieres todo fuera de tu habitación? ¿Por qué? ¡Quiero saber!”
“¡Baile!” Ella señaló.
Y reí. ¡Mi niña quería todo fuera de su habitación para así ella poder tener mayor espacio para bailar! Muy astuta.
Pero mamá dijo, “No.” Y le expliqué que tenía mucho espacio para bailar.
Nunca hubiera podido adivinar que mi hija quería todo fuera de su habitación. ¡Estoy tan contenta de haber aprendido a escuchar!
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