31 de Octubre de 2018 | De: DeAnna Medart
Categorías: Apoyo para la familia
Nuestro hijo fue diagnosticado primero con problemas sensoriales, después autismo y después ADHD. Los comportamientos más comunes que traen estos diagnósticos son muy familiares para nosotros. Ellos no tienen ni nuestros conocimientos ni nuestras experiencias. Nuestro hijo puede parecer ingobernable. Y en ocasiones si lo es.
Nuestro hijo tiene varios niveles de ansiedad. Unos días son mejores que los otros. Cuando era más pequeño no le gustaba que lo cargara ningún familiar. Ellos pensaban que lo teníamos sobreprotegido. Nos dijeron que deberíamos dejar que todos lo cargaran para que se acostumbrara. Para que aceptara que lo cuidara alguien más. “Porque esta es la forma que siempre lo hemos hecho con los demás.”
Nuestra familia no entendía el impacto que le provocaba los ruidos fuertes u otros niños corriendo alrededor. Los olores desconocidos y todas las cosas usuales de las reuniones familiares. O que estas cosas lo estimulaban al punto que tenía episodios por días hasta que su sistema nervioso se reseteara.
Después de las reuniones familiares mi hijo no quería perderme de vista e insistía en que lo trajera cargado. Dormía conmigo ya sea abrazándome o pegado a mí. Como mamá de otros 3 niños a los cuales yo les impartía clases en casa, esta situación era muy, muy difícil para toda la familia.
Así que no asistíamos a reuniones frecuentemente. Fue algo muy difícil para nuestras relaciones familiares. ¿Cómo podemos lidiar con todos estos retos y mantener esa conexión vital con toda la familia?
Nos dimos cuenta que, aunque solo un familiar nos comprendiera, seria de mucha ayuda. En nuestra familia fue la abuela y la tía de mi niño.
Nos ayudó mucho el poder compartir sus diagnósticos con alguien más. Así como también compartir información después de las citas médicas. También ayudó que les mandaramos artículos, así como sitios web con información. Tratar de que fueran parte de nuestros planes calmó mucho la relación. A lo mejor no entienden nuestros métodos, pero el que reconozcan sus diferencias les ayuda a entender porque hacemos las cosas que hacemos.
También ayudó a poder tener menos visitas y más cortas. Nuestro hijo se regula mas fácilmente después de una visita de tres horas que una visita de todo un fin de semana. Entre más crece, mejora su disposición para ir de visita. Ya sabe decir “hay mucho ruido aquí, ¿me puedes sacar un rato?” también disfruta mucho más la interacción con otros niños y ama ver a su abuelita.
No voy a decir que todo es perfecto o que no tenemos problemas, pero nos llevamos bien y estamos de acuerdo en todo lo que tiene que ver con el niño y la relación ha mejorado muchísimo. Espero que las cosas sigan igual a medida que aprendemos y compartimos el amor por nuestro niño.
Estar en contacto con otras familias y compartir tus problemas, ideas y experiencias te puede ayudar a encontrar la solución a situaciones como estas.
Ayuda a encauzar la educación de tu hijo cuando alguien no ve su potencial.
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Una de mis frases favoritas es, “hay dos regalos que debemos dar a nuestros hijos: uno son las raíces y el otro las alas". Como madre, no podría estar más de acuerdo. Nuestros hijos necesitan raíces para crecer y alas para elevarse.
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