¡Y de un día para otro, cumplió 10 años!

No sé en qué se me fueron los últimos 10 años. Pero parece ayer el día que estábamos parados enseguida de su cuna en la unidad de cuidados intensivos neonatales viendo a nuestra pequeña bebé de dos libras e 11 onzas.

Parecía un viejito arrugado. Rápidamente perdió su grasa marrón, la cual ayuda a que los bebés se mantengan tibios, y bajo a 2 libras y 6 onzas.  Y nuestra vida empezó a girar alrededor del NICU. A mi esposo y a mí nos aterraba pensar en cómo lograríamos vencer esta experiencia tan intimidante.

Teníamos que aprender acerca de cosas como retinopatía (ROP) eventos de apnea y bradicardia y toda clase de términos médicos. Estábamos rodeados de enfermeras, doctores y terapistas.

Estos profesionales médicos nos daban actualizaciones cada hora. Nos hacían saber cuándo podíamos cargar a nuestra adorada bebé en lo que se conoce como el método canguro. Vivíamos para estos momentos en los cuales la podíamos abrazar y crear un vínculo con ella. En esos momentos era cuando finalmente nos sentíamos como su mamá y papá.

Finalmente trajimos a nuestra hija a casa después de un mes de nacida. Pesaba casi 5 libras el día que la llevamos a casa a que conociera a su hermano y hermana. Esos primeros días en el NICU fueron muy intimidantes, pero aprendimos a abogar por nuestra pequeña bebé. Y esa abogacía ha continuado en estos diez años.

Ahora es una niña feliz de 10 años. Batalla un poco académicamente, pero tenemos esperanzas que con la intervención correcta en la escuela seguirá creciendo y aprendiendo a su propio paso. Y seguiremos aprendiendo como ser los mejores padres para nuestro pequeño milagro.

Si tú eres padre o madre de un bebé que está en NICU esta información te puede ayudar.