11 de Junio de 2015 | De: Laura J. Warren, Texas Parent to Parent Patty Geisinger, Texas Parent to Parent
Categorías: Apoyo para la familia
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Me acuerdo cómo le mentía a todos cada vez que me preguntaban, “¿Te estás cuidando, verdad? Ya sabes que Jason depende de ti y tienes que cuidarte por su bien.” Y pues yo siempre contestaba, “¡Claro que sí!”, pero en realidad me decía a mí misma, “¡Claro, cómo si pidiera hacerlo!”. Mi hijo nació prematuro. Después de muchas altas y bajas, y de pasar 6 meses en el hospital, finalmente lo dieron de alta y lo pudimos llevar a casa. Tenía que bombear leche de mis pechos (o cuando menos debía hacerlo) cada 2 horas. Además estábamos construyendo la casa de nuestros sueños y yo estaba llevando la obra y consiguiendo contratistas. Y por si fuera poco, mi esposo y yo terminamos siendo los contratistas para los acabados. “¿Cuidándome?”, ni en sueños.
Desafortunadamente descubrí a la mala lo que pasa cuando no me cuido: me dan etapas de depresión que pueden durar de 4 a 6 meses y me siento perdida sin saber quién soy, qué necesito y qué quiero. Esas personas que amablemente me preguntaban si me estaba cuidando, resulta que tenían toda la razón, no podía cuidar a Jason si no me cuidaba yo.
Cuidarte y estar consciente de ti misma es algo que debes hacer diariamente. No fue sino hasta que se me acabó el deseo y la energía para jugar con él, que reaccioné. Mi querido y dulce hijo que se había esforzado tantos años para aprender a caminar y hablar, y ahora mamá ya no podía jugar con él. En ese momento me di cuenta que necesitaba buscar ayuda.
Nuestras familias simplemente no pueden funcionar si no descansamos y nos cuidamos. Pero, como madres nos es difícil darnos el tiempo necesario para hacerlo.
Así es que, si eres como nosotras y necesitas ayuda para saber por dónde empezar, te sugerimos lo siguiente:
Nuestros hijos con discapacidad, sus hermanos, nuestras parejas, parientes y compañeros de trabajo son personas importantes, y todos se ven afectados por nuestra salud emocional.
Necesitamos permitirnos esos 5 minutos (o más, pero empieza con 5 minutos) aunque sea en el baño a solas con nuestra revista. Porque solo así tendremos mucha más fuerza y reservas para ayudar a nuestros hijos.
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