Reprobando el examen de manejo

Mi hijo quiere tomar su examen de manejo.  En papel todo indica que está listo para hacerlo.  A los 16 años y tres meses ya había tomado una clase de manejo y había tenido su permiso de aprendiz por más de un año.

Qué joven de 16 años no quiere manejar, ¿verdad? La sociedad dice que ya está listo, así que seguí la corriente y fuimos a que tomara el examen.  Tenía fe en que lo podía hacer, pero también sé que cuando tienes una discapacidad que afecta tu habilidad de concentración, es mucho más difícil dada la gran cantidad de distracciones.  Honestamente no estoy segura que cualquier joven de 16 años tenga la suficiente madurez para ser un conductor responsable.

Mi hijo nos llevó hasta la oficina de DPS.  En el camino iba pensando que, si yo fuera el que estuviera calificándolo, lo hubiera reprobado.

No estaba poniendo la suficiente atención y probablemente estaba preocupado por el examen.  Definitivamente ese día no estaba manejando de la mejor forma.  Tan solo imagínate lo difícil que debe de ser para un niño con ADHD el enfocarse en un salón de clases, todavía peor cuando va en la carretera llena de letreros, otros conductores y peatones.

En mi corazón yo sabía que no estaba listo, así que cuando vi que él y el oficial de DPS regresaron al estacionamiento cinco minutos después de haberse ido, sabía exactamente cuál era la razón.  Me preocupaba cómo se fuera a sentir, cómo esto le iba a herir sus sentimientos.  Regrese se acercó a mí y con una sonrisa me dijo “lo pasaré la próxima vez”.

Y salimos de ahí.

Manejó hasta la casa con su permiso de estudiante y yo me mantuve en silencio, pero agradecida de que estaba bien.  Sabía que unos meses más de practica y madurez le beneficiaria muchísimo y si lo reprobaba otra vez, también estaría bien.  Eventualmente conseguiría pasarlo.  Que maravilloso seria que la ley cambiara y los jóvenes no pudieran sacar su licencia hasta que cumplieran 18 años.

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