1 de Marzo de 2023 | De: Susy Perez
Categorías: Apoyo para la familia
La mayoría de nosotros crecimos imaginando cómo sería nuestra vida cuando fuéramos padres: tener a nuestro primer hijo, sus primeros pasos, su primera palabra. Llevarlo al colegio y tener conversaciones tontas en el coche.
Nada te prepara para el momento en el que te das cuenta de que quizás nada de eso sea parte de tu historia y la de tu hijo.
En fin, ¿qué es un hijo “perfecto”? Cada uno de nosotros tiene una personalidad diferente. Tenemos nuestros gustos y preferencias. Unos somos altos, otros bajitos. Nunca habrá dos personas idénticas. Abrazar las diferencias tiene un significado totalmente distinto cuando te paras a pensar en las cosas que nos hacen a todos únicos y especiales.
Aceptar que tu hijo tiene una discapacidad nunca resulta fácil y cualquier sentimiento que experimentes en el momento de recibir el diagnóstico es normal. Este es el momento en el que comprendes que estás a punto de convertirte en un padre completamente diferente del que habías ensayado ser toda tu vida.
Cuando escuchas al médico decir que tu hijo tiene una discapacidad, sientes como si te dieran un puñetazo en el riñón. En ese preciso instante, te conviertes en un niño pequeño y asustado que llora en un rincón. Estás a punto de entrar en un mundo en el que no hablas el idioma y aún no conoces a nadie.
Cuando a tu hijo le diagnostican una discapacidad, te das cuenta de que tienes que desempeñar muchas funciones además de la de padre. Ahora tienes que asumir muchos roles diferentes: terapeuta, abogado, médico, intérprete, maestro y defensor. Se espera que seas todo eso sin perderte a ti mismo.
Ser padre de un niño con discapacidad no es mejor ni peor que ser padre de un niño sin discapacidad. Es simplemente diferente. Es muy importante darse cuenta de que el dicho “se necesita un pueblo para criar a un niño” es muy cierto. Encuentra una grupo, un grupo de padres maravillosos que están dispuestos a hacer cualquier cosa por ayudarte, quienes te apoyan con palabras sabias y con su experiencia. Ellos harán que tu camino sea más llevadero.
También formarán parte de tu grupo los terapeutas que conectarán contigo y con tu hijo, el pediatra que intentará responder a todas tus preguntas o te remitirá a las personas adecuadas para obtener respuestas y tus amigos íntimos o familiares que estarán a tu lado cuando los necesites.
Recuerda que no es necesario que lo hagas todo solo. Integrar a otras personas a tu vida tendrá un impacto positivo en tu camino.
Encontrar grupos de apoyo locales puede ayudarte a informarte sobre recursos locales y eventos o capacitaciones gratuitos para tu hijo o tu familia. Harás amigos que estarán a tu lado cuando necesites animarte y celebrar un logro, o simplemente para escucharte cuando quieras desahogarte y enfadarte con el mundo por un momento.
No tengas miedo de buscar en Google o Facebook y escribir tu ciudad y el diagnóstico de tu hijo. Descubrirás si existen grupos de apoyo locales a los que puedas unirte no sólo para aprender más sobre temas relacionados con la discapacidad, sino también para encontrar esa grupo.
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