24 de Mayo de 2022 | De: Jennifer Jordan
Categorías: La educación y las escuelas
Mi hijo mayor tiene parálisis cerebral. No puede mover los brazos ni las piernas. Se mueve en una silla de ruedas y usa un dispositivo para comunicarse con la mirada. Cuando recién entró a la secundaria tuvo que elegir una materia optativa. Quiso unirse a la banda.
Como su mamá, yo lo motivo a que haga lo que él quiera hacer, pero me sentía tan agobiada por el cambio de primaria a secundaria, que creía que no iba a poder arreglármelas para que pudiera unirse a la banda. Así que lo convencí de que entrara a la clase de teatro. ¡Y la odió!
Durante la reunión anual de admisión, evaluación y salida del 6.º grado, hablamos con sus maestros sobre las materias optativas. Les conté que no le gustó la clase de teatro. También les compartí mis dudas sobre su participación en la banda. Para mi sorpresa, ¡el equipo pensó que la banda era una muy buena idea! Todos reconocimos sus limitaciones físicas, sin embargo, también aceptamos los beneficios de ser parte de una banda.
Los integrantes de las bandas de música son por lo general buenos chicos. Forman su propia comunidad, hacen muchas actividades juntos y se cuidan mutuamente. Esta sería una materia optativa que podría tomar hasta que se graduara. Así que, con un poco de optimismo cauteloso, seguimos adelante.
Conocimos al director de la banda unos días antes del inicio de clases. ¡Me sorprendió totalmente! Estaba muy dispuesto a pensar creativamente. Estaba muy claro lo mucho que le apasionaba la banda. En ese momento nos dimos cuenta de que habíamos tomado la decisión correcta.
El director se encargó de que mi hijo estuviera incluido en todo. Incluso logramos que fuera de paseo con la banda a la pista de patinaje. Mi hijo entró a la pista a “patinar” con su silla de ruedas eléctrica.
Ese año, aprendió las notas musicales y a leer música. El director de la banda y yo trabajamos duro para encontrar formas de que mi hijo pudiera tocar un instrumento él solo. Intentamos con un puntero de cabeza, diferentes aplicaciones y sitios web.
Por desgracia, ese fue el año en que empezó la pandemia de COVID-19 y tuvimos que frenar nuestros esfuerzos. Todavía peor, pasamos el 8.º grado tomando clases remotas. Esto nos impidió prepararnos en serio para la banda de música de la preparatoria.
Antes de que entrara a la preparatoria, volví a dudar de nuestra decisión de que siguiera en la banda. Después de haber tomado clases remotas, no creí tener la energía para pasar por la transición a la preparatoria y al mismo tiempo averiguar cómo iba a participar en la banda.
Pero una vez más, el apoyo del director de la banda de la preparatoria me sorprendió enormemente. Su visión era muy clara. Sabía lo importante que son la inclusión y la comunidad. Entendía la importancia de tener una experiencia de preparatoria real y creía en las posibilidades.
Acabamos de terminar nuestra primera temporada con la banda de música. Terminó con un partido de fútbol de eliminatorias en Lubbock. ¡Fuimos desde Fort Worth! Nos topamos con algunos obstáculos al principio, para mi sorpresa, con el equipo de educación especial. Pero con mucha persistencia, los superamos. El director de la banda está convencido de que mi hijo tocará un instrumento antes de graduarse.
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