Amor –Por cada pedacito de él

Lo que algunas veces me pregunto es si entenderá la magnitud del amor que siento por él. A mis otros hijos se los puedo decir fácilmente. Entienden claramente que su papá los quiere, que su papá los adora. Darse cuenta del amor incondicional envuelve un nivel de respuesta compartida y proceso cognitivo.

Mi hijo puede comunicarnos las cosas que necesita. Todo lo básico que necesita lo tenemos bajo control. Desde señales físicas hasta verbales, se cuándo tiene hambre, cuando necesita que lo cambie o quiere que le haga cariños. ¿Pero que tanto entiende de todo esto?

Después de bañarlo, todas las noches, le hago saber unas cuantas cosas. Le digo lo mucho que lo amo y lo listo que es. Escucha de lo guapo que es (somos bastante vanidosos en la familia). Y después le digo lo mucho que su mamá y yo rezamos por tener un niño como él en nuestras vidas. Quiero que sepa lo mucho que lo valoramos. Necesito que sepa eso.

Lo divertido de todo esto es que cada vez que se lo digo, le aparece una gran sonrisa en la cara. Se empieza a reír descontroladamente y hace todo lo que puede para acercarse más a mí.

En estos momentos pienso que puedo estar subestimando lo mucho que me entiende. Que probablemente no necesito esa comunicación recíproca para que él entienda lo profundo que es nuestro amor por él. Que a lo mejor el amor es una de esas formas no verbales de comunicación la cual le queda muy bien a mi hijo.

Necesito que sepa lo mucho que lo amo. Algunas veces me quedo estancado pensando que la única forma de hacérselo saber es diciéndoselo. Pero decir “te amo” es solo una parte del día, cuando cada minuto se lo demuestro, le enseño lo mucho que lo amo en la forma que lo cuido.

Y parece que está funcionando. Porque no importa cuanto lo dude creo que él lo entiende.

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