10 de Abril de 2018 | De: Shailen Singh
Categorías: Apoyo para la familia
Cuando recibimos el diagnóstico de nuestro hijo, nuestro mundo cambió. Cada día cuando regresábamos del trabajo a casa, íbamos directo a la computadora para investigar sobre su condición. También pasábamos mucho tiempo llorando y estando tristes.
Hay muchos momentos en los que pienso sobre lo injusto que ha sido para él. Estábamos sufriendo por su propia existencia, pero en aquél momento, necesitábamos ser fuertes. Necesitábamos salir adelante más rápido y simplemente aceptarlo como él era. Pero con el tiempo pones las cosas en perspectiva y he decidido darme algo de crédito por eso.
No estábamos llorando por nuestro hijo. Estábamos sufriendo la pérdida de lo predecible. Estábamos de luto por el futuro que pensábamos íbamos a tener. Quizás luto no sea la palabra correcta. Estábamos simplemente recuperándonos del impacto de esta nueva vida que se nos había presentado.
Una vez que superamos eso, nos dimos cuenta que a pesar que el futuro no era lo que esperábamos, estaba bien porque se convirtió en algo mejor de lo que pensamos. Nuestra vida presente es bella, maravillosa y feliz. No es lo que esperábamos, pero es mucho mejor en muchos aspectos.
En retrospectiva, creo que necesitábamos esa fase de duelo. Necesitábamos tiempo intencional para dejar ir nuestras ideas de lo que la crianza de los hijos hubiera sido para nosotros. Necesitamos abrazar la noción de lo que la crianza podría significar para nuestro hijo. Necesitábamos ese momento triste. Ahora que han pasado 5 años, no cambiaría ese tiempo por nada en el mundo.
Entonces, para cualquiera de ustedes, padres y madres que leen esto, acaban de obtener un diagnóstico y tienen problemas para enfrentarlo, este es mi consejo: sean pacientes consigo mismos. Apóyate en la lucha y date tiempo. Debe haber un replanteamiento de lo que va a ser tu experiencia... porque será significativamente diferente de lo que esperabas.
Será mucho mejor. Y algún día luego de pasar 5 años estarás mirando a tu hijo o hija, incapaz de imaginar una vida diferente a la que tienes ahora.
Permite que llueva un poco. Porque después de la lluvia salen las flores.
Conoce más acerca de la aceptación, el duelo y adaptándose a la vida cuando tienes un hijo con discapacidad.
Unos años antes de que mi hijo George se graduara de la preparatoria, nuestra familia descubrió un programa de las Olimpiadas Especiales llamado FUNdamental Sports.
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