2 de Febrero de 2021 | De: DeAnna Medart
Categorías: Apoyo para la familia
A nuestro hijo se le ha diagnosticado trastorno por déficit de atención e hiperactividad (ADHD), autismo y trastorno del estado de ánimo perturbador (DMDD). Cuando las cosas se ponen difíciles, todos los síntomas de sus diagnósticos pueden sallir a flote, como regresión en el comportamiento y alteraciones del sueño. Cuando veo estas señales de alerta, sé que tengo que volver a lo básico. Mantener su rutina ayuda a mantener el equilibrio. Comemos a la misma hora, dormimos a la misma hora y jugamos a la misma hora.
Cada noche jugamos varios juegos, como UNO (su favorito durante meses). Bañarlo cada noche le indica a su cerebro que el día está terminando y que es hora de dormir. Leemos, apagamos la luz y descansamos.
Se levanta a la misma hora todas las mañanas, tanto en los días de escuela como en fin de semana. Limitamos reunirnos con otras personas y el consumo de azúcar. Limitamos el tiempo de pantalla y fomentamos la actividad física al aire libre.
Hasta que las cosas se calmen y podamos tolerar estos “desafíos” cerebrales de nuevo, mantenemos las cosas realmente simples.
La otra parte fundamental para fomentar la calma en casa es mantener la calma nosotros mismos. Yo me distraigo a menudo con actividades que relajan el cerebro, como colorear o hacer crucigramas. Ya que nuestros hijos tienden a sincronizarse con nuestro sistema neurológico, tenemos que atraerlos hacia nuestra calma, en vez de unirnos a su caos.
Este es mi constante desafío personal, y encontrar la manera de no reaccionar a sus arrebatos es mi talón de Aquiles. Es muy fácil centrarse en los problemas en lugar de trabajar para estar bien conmigo misma y así poder ayudar a mi hijo. Al encontrar formas apropiadas de calmarme, le estoy dando un ejemplo. He descubierto que, para mí, tomar un baño es una gran manera de relajarme física y emocionalmente.
Lo que siempre trato de recordar cuando pasamos por tiempos difíciles es que ya pasarán. Como dice el dicho, “Esto también pasará”. Mi mantra es: las cosas mejorarán. Y, efectivamente, mejoran.
Saber cómo manejar el comportamiento de tu hijo con discapacidad puede hacerles la vida más fácil a ti y a tu hijo.
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