4 de Mayo de 2023 | De: Becky Tarwater
Categorías: Transición a la edad adulta
En abril, tenía muchas esperanzas de que mi hijo fuera más independiente. Con la ayuda de un orientador laboral, no tardó en conseguir un trabajo. El primer día se levantó dos horas antes de que tuviera que irse a trabajar. Estaba emocionado por empezar una nueva etapa. Llegó a casa entusiasmado con el trabajo. Según él, le iba bien y le gustaba lo que hacía. Cuando cobró su primer sueldo, ¡estaba aún más emocionado!
No se permitía la presencia de su orientador laboral, por lo que no recibía la orientación que necesitaba para hacerlo bien. Era lento. Se tomaba descansos siempre que quería y se marchó del trabajo antes de tiempo dos veces en dos semanas, diciéndole a su jefe que estaba enfermo. Como no era de fiar, su jefe decidió darle menos horas. Lo bajaron a trabajar los fines de semana y, finalmente, lo despidieron.
Está descubriendo que conseguir trabajo no es necesariamente fácil. En los tres meses que lleva sin trabajo, ha dejado currículos en varias empresas. También ha asistido a ferias de empleo y ha solicitado puestos por internet cuando se entera de vacantes. Incluso después de solicitar entre 10 y 12 empleos a la semana, no ha tenido suerte. Esperemos que el próximo trabajo que consiga le permita contar con su orientador laboral en el lugar de empleo. Esto le permitirá recibir la orientación que necesita para aprender a ser un buen empleado.
Su terapeuta de análisis conductual tampoco encajaba bien con él. Sigue luchando contra el estrés postraumático (PTSD), la depresión y la ansiedad. Toma medicamentos, pero sigue necesitando un terapeuta que le ayude a encontrar estrategias para tener éxito en el trabajo y con la gente.
Pero no todo es pesimismo. Aunque sus dificultades son reales, hace poco consiguió una gran victoria. Tras semanas de capacitación con un instructor y horas de conducción con miembros de su familia, se presentó al examen de conducir y ¡lo aprobó!
Ahora le presto las llaves para visitar a los amigos, hacer mandados para la familia y buscar trabajo. Le encanta la independencia que le da conducir y me doy cuenta de que está ganando confianza en sí mismo.
Aunque no todo va sobre ruedas, no se da por vencido. Sigue buscando oportunidades de empleo. Está estudiando en la escuela superior comunitaria local. Cuida su salud física y mental y es optimista sobre su futuro.
La independencia es una habilidad fundamental para los jóvenes. En este sitio web encontrarás más información sobre la transición.
Un programa de transición ayuda a los jóvenes con discapacidades a pasar de la preparatoria a la vida adulta. Estos son algunos temas y dudas importantes que desearía haber preguntado sobre los programas de transición.
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La última vez que mi hijo estuvo en el hospital, era un hospital infantil. Pero hace poco, después de caerse de la cama y romperse una pierna, lo llevaron a un hospital de adultos y tuvieron que operarlo. Estoy eternamente agradecida con los médicos y enfermeras que lo atendieron en todo momento.
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Durante muchos años mis hijos recibieron educación en casa. Les enseñé las materias de matemáticas, lectura y ciencias, así como en las escuelas tradicionales. Pero algo que me encantó sobre la educación en casa fue enseñarles otras cosas que les ayudarán cuando sean adultos.
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