¿Quién cargará nuestra antorcha?

Como mamá de niños con discapacidad me he vuelto muy apasionada acerca de todo lo que tenga que ver con discapacidad.  Soy abogada de mis hijos en la escuela, así como en la comunidad.  Paso mucho tiempo educándome y educando a otros a cerca de lo que es la discapacidad y como apoyarlos. 

Hago voluntariados para compensar un poco de lo mucho que dan las agencias que apoyan a individuos con discapacidad. Leo libros y artículos acerca de discapacidad.  Trato de levantar conciencia cada vez que estoy fuera de mi casa. 

Mi esposo también se ha vuelto muy apasionado y se ha involucrado en este tema.  El también lee libros acerca de la discapacidad.  A él también le gusta crear concientización.  Ofrece apoyo a otras familias además me ha acompañado a dar clases a otros padres. 

Claramente a medida que nuestros hijos han crecido les hemos compartido nuestra pasión.  Ellos también hacen voluntariado y van a entrenamientos con nosotros.  Siempre se unen a nuestras conversaciones ya sea alrededor de la mesa o en el carro.  Han aprendido de nuestras historias, nuestras experiencias y nuestras emociones. 

Al pasar de los años mis hijos me han llenado de orgullo pues han compartido verdades con otros acerca de la discapacidad.  De repente, ellos son como yo, pero en chiquitos pues repiten todo lo que escuchan que decimos mi esposo o yo.  Han triunfado en ser defensores de personas con discapacidad.  Mi esposo y yo tenemos la visión de ver a nuestros hijos cargar la antorcha de la abogacía por la discapacidad, cuando estos sean adultos.  Y muy probablemente así será. 

Sin embargo, en algunas ocasiones nuestros hijos deciden tomar diferentes caminos, deciden tener diferentes opiniones.  ¿Y adivina qué?  Nosotros tenemos que estar de acuerdo.

Como padres todo lo que podemos hacer es enseñar a nuestros hijos los valores que consideramos importantes.  Podemos guiarlos para que sean nobles y que traten con ética a los demás.  Les podemos enseñar de prioridades mientras hacen voluntariado con nosotros.  Podemos enseñarles con nuestras palabras y con nuestras acciones.  Podemos darles grandes oportunidades para que usen sus talentos y sus voces.

Después los dejamos libres.  Los dejamos que se conviertan en individuos únicos y que tomen sus propias decisiones.  Los observamos mientras ellos encuentran su voz y juegan un papel único. 

La pasión de nuestros hijos puede ser que al final sea muy similar a la de nosotros.  Pero si al final no comparten nuestras pasiones u opiniones, también está bien.  Ellos serán únicos, tal como deban de ser.

¿Y adivina qué?  No tenemos que excusarlos por sus opiniones o explicarlas a otros.  No tenemos que estar avergonzados en caso de que no compartan nuestras opiniones de ciertos temas.  Quizás ellos estaban destinados a cargar una antorcha diferente.

Pero por favor noten esto, padres: si usted es gran defensor de la discapacidad y su hijo no cargará su antorcha, encuentre a alguien más para que lo entrene y sea su sucesor en abogacía. Necesitamos sus voces.

Aquí encontrarás un artículo acerca de cómo defender   a niños con discapacidades.