13 de Septiembre de 2023 | De: Laura J. Warren, Texas Parent to Parent
Categorías: Apoyo para la familia
Justo cuando mi hijo empezaba su último año de la preparatoria, mi madre se puso muy enferma. Resultó ser una enfermedad autoinmune que le quitó la capacidad de cuidar de sí misma. Y luego, poco antes de que Jason se graduara, a mis dos suegros les diagnosticaron Alzheimer.
Fue abrumador. Mi esposo y yo pasamos muchas horas mirando al vacío intentando comprender cómo íbamos a manejar todo esto. No fue fácil, pero lo resolvimos juntos. Fue un largo camino de seis años: los tres murieron en un periodo de 14 meses.
Un consejo que siempre me va a servir fue el de una querida amiga que me explicó el concepto de "El ritmo de Will". Su hijo, Will, tenía varias discapacidades diferentes que hacían que cuidarlo, a veces, fuera todo un reto. Sin embargo, mi amiga aprendió una valiosa lección de él. Cuando ella iba más despacio y experimentaba la vida con él a su ritmo, se llevaban muy bien. Cuando le apresuraba o intentaba obligarle a hacer lo que ella necesitaba que hiciera, resultaba difícil.
Aprendió a dejar todo lo demás a un lado y enfocarse en disfrutar de Will. Pensó que esta lección me ayudaría con mi madre. En realidad, me ayudó con mis tres seres queridos.
Cuando pasaba tiempo con ellos, dejaba de lado cualquier fecha límite de trabajo o tarea y me dedicaba solo a pasar tiempo con ellos. Al principio me costó dejar de preocuparme por mis otras obligaciones, pero fui superándolo. Todos disfrutábamos del tiempo juntos mucho más que cuando me preocupaba por lo que no había tenido el tiempo hacer.
Cuando los llevaba a las visitas médicas, me preparaba para responder a las mismas preguntas una y otra vez. Se me ocurrían respuestas que les hacían sentirse contentos durante un rato. Conseguí que se interesaran por libros o revistas o simplemente hablé para mantenerlos tranquilos mientras esperábamos a que los médicos o las enfermeras nos atendieran.
Aplicar esta habilidad a mi madre y a mis suegros fue un momento de círculo completo. Aprendí mucho de Jason cuando era joven y se sentía frustrado porque su cuerpo no hacía lo que él quería. Con nuestros padres, aprendí sobre las sillas de ruedas y las transferencias, los programas de exención y, por supuesto, la demencia. Sobre todo, aprendí a hacer que el tiempo que nos quedaba fuera lo más agradable posible para todos.
Recomiendo usar todos los servicios, grupos y eventos para encontrar recursos de apoyo que puedan ayudarle.
Trabajar desde casa permite centrarse en las prioridades. Primero, soy cuidador y, segundo, soy todo lo demás.
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Incluso aunque haya pasado mucho tiempo, es importante que los cuidadores empiecen a cuidarse a sí mismos. Ponerme al corriente con mi atención médica y hacer cosas solo para mí me ha hecho sentirme más feliz y saludable.
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¿Quién fue el que dijo: “nada permanece, excepto el cambio”? Ojalá que esa persona pudiera decirnos cómo manejar los cambios a quienes no nos gustan los cambios, ni siquiera los que son buenos.
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