30 de Marzo de 2016 | De: Sharon Brown
Categorías: Diagnóstico y el cuidado de la salud
La crianza parece consistir de una gran decisión tras otra. Añade a la ecuación niños con discapacidades, y las decisiones se duplican. Cada nuevo diagnóstico, hito, o incluso retroceso trae nuevas decisiones. Con mi hija, que tiene múltiples diagnósticos y necesidades médicas complejas, estaba muy acostumbrada a tomar estas decisiones y aceptar las adaptaciones.
Sin embargo, una de las decisiones más difíciles que tuve que decidir fue el conseguirle una silla de ruedas. Pienso que el motivo por el cual fue tan difícil para mí decidir al principio fue porque pensé que significaba que me estaba rindiendo. Ella aun podía caminar en su andador y su bota ortopédica, así que no podía entender la necesidad de la silla de ruedas. Su doctor y terapeuta se la recomendaron para salidas y distancias largas
Hice excusas de todo tipo: Todavía cabía en su cochecito, por lo que podía utilizarlo. La silla de ruedas sería demasiado confinamiento. Sería demasiado pesada, grande y no cabría en mi camioneta. A ella no le gustaría. Sería demasiado duro para ella utilizarla.
No iba a aceptar este equipo.
Empecé a notar que el cochecito la hizo sentarse extrañamente y afectó su postura. Después de caminar demasiado, ella lloraba y estaba tan cansada que no tenía energía para cualquier otra actividad. Finalmente decidí que era el momento.
Me di cuenta de que estaba equivocada. Conseguir una silla de ruedas no significaba que estaría "atrapada" en la silla en todo momento. Además, había muchos modelos para elegir. Había opciones por tamaño, peso, plegables, o sillas de ruedas que se desarman. El asiento se ordenó a medida para adaptarse a ella y al estilo de su cuerpo. También se le podrían añadir más apoyos para la escoliosis.
Conseguirle la silla de ruedas fue una muy buena decisión. En lugar de que sea confinamiento, hizo justo lo contrario. Conserva su energía para que pueda usarla para hacer otras cosas como comer y caminar por la casa sin terminar tan agotada. Además, es mucho mejor ya que se sienta con una mejor postura. Eso tiene que ser mejor para su escoliosis. ¡El mejor resultado es que ella ama su silla!
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