December 6, 2016 | De: Marty Barnes
Categorías: Diagnóstico y el cuidado de la salud
Mi hija, Casey, tenía muchos diagnósticos, incluyendo parálisis cerebral. Ella no caminaba y no podía sostener el peso en sus piernas y pies. Debido a esto, sus huesos se hicieron más frágiles cada año. Fuimos tan cuidadosos con ella e hicimos todo lo posible para evitar fracturas.
Sin embargo, poco antes de cumplir 7 años, un día mientras cargaba a Casey en nuestro auto, su pie quedó atrapado. Pasó una fracción de segundo antes que ella comenzara a gritar y llorar. Por suerte, íbamos de camino al hospital para su cita de terapia física semanal.
En lugar de ir a la sala de urgencias, donde sabía que esperaríamos la mayor parte del día para que la revisaran, decidí llamar a su terapeuta físico. Le expliqué lo que había sucedido. Ella me dijo que viniera a la zona de medicina externa y ella se encargaría de todo. Tan pronto como colgué el teléfono, la fisioterapeuta llamó la oficina del ortopedista de Casey.
Nuestro médico no estaba en el hospital, pero su enfermera estaba allí y atendió la llamada. La enfermera se puso en contacto con el médico inmediatamente. Ella le pidió al doctor que diera la orden de sacar una radiografía y le dijo que lo llamaría cuando la imagen estuviera lista. La enfermera también consiguió procesar a Casey en la clínica de especialización que estaba en sesión ese día para que pudiera obtener algo más que servicios de terapia física.
Cuando llegamos, todo estaba listo.
Casey fue con su fisioterapeuta e hizo algunos estiramientos mientras entregábamos documentos del seguro médico.
Cuando terminé la documentación, la enfermera tenía listo y esperando el personal de Rayos X. Conseguimos nuestras imágenes y volvimos a estirarnos mientras esperábamos los resultados. El papeleo, los rayos X e ir y regresar de la clínica tomó alrededor de 35-40 minutos de nuestra sesión de terapia de 50 minutos. Teníamos unos 10 minutos para estirarnos y en cuanto terminamos, la enfermera volvió a buscarnos. Caminamos hasta el área de la clínica y ella revisó las imágenes.
El doctor de Casey estaba esperando la llamada de su enfermera.
Mi hija tenía una fractura así que el doctor ordenó que la enyesaran. La enfermera de la otra clínica vino a enyesar el pie de Casey. Nos tomó unos 30 minutos más de nuestra cita regular. Si nos hubiéramos ido a la sala de emergencia, no hay manera que habría estado en menos de 4 horas.
Estaba preocupada por la hinchazón del pie de Casey con el yeso. Esa noche, cuando ya estábamos de regreso en casa, la enfermera llamó. Ella también estaba preocupada por la hinchazón y quería asegurarse de que Casey estuviera bien.
La semana siguiente, cuando volvimos a terapia física, bromeé acerca de que Casey tenía un pase “VIP”. La terapeuta dijo incluso que estaba impresionada con lo bien que todo había salido. El hecho de que el médico atendió la llamada telefónica es increíble, pero la gente solía hacer este tipo de cosas por Casey a menudo.
Fuimos muy afortunados de tener un equipo médico tan atento. Creo que esta historia es un gran ejemplo de la manera correcta de tratar a los pacientes.
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