19 de Diciembre de 2017 | De: Melissa Morphis
Categorías: Diagnóstico y el cuidado de la salud
Si hay algo que nuestra familia conoce muy bien, sería de convulsiones. Mi esposo y nuestro hijo menor, Draven, ambos tienen convulsiones. Mi esposo tuvo convulsiones desde los 2 hasta los 14 años. Luego se detuvieron y los doctores pensaron que las había superado. Hace 4 años, el comenzó a tenerlas otra vez. Se tuvo que retirar a los 40 años, perdió su licencia de conducir y su libertad.
Consultamos a muchos doctores y nos dieron diferentes explicaciones y muchos medicamentos diferentes. Nada estaba ayudando. Visitamos a un neurólogo, quien luego de realizarnos un EEG de una hora, insistió que él no tenía convulsiones. Sin embargo, las convulsiones le estaban causando secuelas y su memoria y capacidad mental estaban en declive.
Como última esperanza, encontramos un epileptólogo, un experto en convulsiones epilépticas quien trabajaba con pacientes a los cuales los tratamientos previos no habían funcionado. Después de una semana en el hospital, el doctor le quitó todos sus medicamentos y lo mantuvo monitoreado con un EEG todo el tiempo, resultó ser que él estaba teniendo convulsiones tónico-clónicas (antes conocidas como convulsiones grand mal), convulsiones atónicas y complejas parciales.
Luego de reunirnos con el doctor y discutir tratamientos anteriores, actuales y la falta de mejoría, sugirió tanto el estimulador del nervio vago (VNS, por sus siglas en inglés) o la cirugía de cerebro. Nos tomamos el tiempo de considerar ambas alternativas y pasamos mucho tiempo pensando y orando por la propuesta del doctor. Decidimos realizar la inserción del VNS y si no funcionaba, entonces podríamos realizar la cirugía del cerebro.
Él tuvo la cirugía para colocar el VNS dos semanas antes de navidad. El 2 de enero de 2017 lo pusieron en funcionamiento. Se nos enseñó cómo utilizar el imán cuando él sintiera venir una convulsión, o cuando descubriéramos que estaba teniendo una. Esa noche durante la cena, él comenzó a tener una convulsión. Le coloqué el imán y en un minuto se detuvo. ¡Era un milagro para nosotros!
Él pasó de tener 3-4 convulsiones diarias a 3-4 a la semana. Ha pasado cerca de un año desde su implante. Él debe tomar sus medicamentos y tomar precauciones con cualquier medicamente que pueda causar convulsiones, pero ha sido una mejoría enorme. Su memoria y sus habilidades mentales están mejorando también. En alguna ocasión, él estuvo 4 meses sin tener una convulsión.
Alentaría a cualquiera con convulsiones incontroladas con medicamento, a consultar a un epileptólogo u otro neurólogo que esté dispuesto a evaluar la posibilidad de insertar el VNS u otras alternativas posibles. Esto ha cambiado la vida de mi esposo y de nuestra familia.
Para más información acerca del VNS y su uso en niños:
Aprende más acerca de convulsiones y recursos disponibles utilizando el buscador de Avancemos Juntos Texas: https://www.navigatelifetexas.org/es/search?q=seizure+disorders.
Las decisiones de atención médica deben basarse en las necesidades de los pacientes, no en su edad. Los pacientes pediátricos son tratados en función de su tamaño. La dosis correcta de un medicamento se determina usando su altura y peso. El equipo está dimensionado para su seguridad y comodidad.
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